Apenas rozó la superficie del agua, su cuerpo se transformó. Ya no era una niñita, era una sirenita. Sus piececitos evolucionaron en una enorme cauda que ondulaba sobre las aguas claras, su cuerpo giraba, emergía desde el fondo y volvía a sumergirse graciosamente. En pocas palabras, se trata de mi hija Andrea, quien ahora me acompaña en mis clases de natación.
Finalmente se decidió a hacer ejercicio y pensó que acompañarme a nadar era una buena idea. A mí me parece excelente que me acompañe a nadar, que hagamos ejercicios juntos y que compartamos un tiempo de relajación. Pero no es solo el hecho de estar juntos en la alberca, son muchas las cosas que me gustan y que surgen de este hecho.
En primera instancia, se fomenta en ella la cultura de la activación física y el deporte, eso redundará definitivamente en su bienestar físico y mental, facilitará su control de peso y el beneficio se trasladará al resto de su vida.
Por otra parte, estará cuidando y protegiendo su salud, previniendo enfermedades que la acechan y amenazan y fortaleciendo su estructura corporal. Considero que no hace falta explicar lo importante que son todos estos hechos en sí mismos.
Y finalmente, mi niña tan apegada a las series juveniles de la televisión y al internet, abandonó sus hábitos estáticos y se atrevió a sumergirse en la alberca para acompañarme en mis acuáticas y saludables actividades.
Y de verdad que es una sirenita, nadó mucho, en un principio con la tabla de apoyo y después se soltó a nadar con soltura, gracia y singular alegría. Yo considero que en poco tiempo estará nadando toda la alberca. Al final de la sesión, la vi cansada pero muy contenta y motivada para continuar. Ojalá no desista.
¿Qué falta? Falta promover e impulsar la constancia, insistir para qué asista todos los días hasta que el ejercicio, sea la natación o cualquier otro, se transforme en un hábito en su vida, un hábito que cambiará su vida tornándola más sana.
¿Qué falta? Faltan mis otros dos hijos, Mildred se inscribió a natación, sin embargo no podrá acompañarme en virtud de que empezó a trabajar; en tanto que Eduardo, quien ha transitado por el fútbol y el básquetbol y que actualmente no practica ningún ejercicio, se resiste a tomar la decisión de nadar con nosotros.
Por mi parte me siento muy bien porque ya no nadaré solo, ahora me acompaña la sirenita, y bueno, me siento particularmente importante porque esa sirenita que nada en la alberca es nada más y nada menos que mi hija Andrea.
Finalmente se decidió a hacer ejercicio y pensó que acompañarme a nadar era una buena idea. A mí me parece excelente que me acompañe a nadar, que hagamos ejercicios juntos y que compartamos un tiempo de relajación. Pero no es solo el hecho de estar juntos en la alberca, son muchas las cosas que me gustan y que surgen de este hecho.
En primera instancia, se fomenta en ella la cultura de la activación física y el deporte, eso redundará definitivamente en su bienestar físico y mental, facilitará su control de peso y el beneficio se trasladará al resto de su vida.
Por otra parte, estará cuidando y protegiendo su salud, previniendo enfermedades que la acechan y amenazan y fortaleciendo su estructura corporal. Considero que no hace falta explicar lo importante que son todos estos hechos en sí mismos.
Y finalmente, mi niña tan apegada a las series juveniles de la televisión y al internet, abandonó sus hábitos estáticos y se atrevió a sumergirse en la alberca para acompañarme en mis acuáticas y saludables actividades.
Y de verdad que es una sirenita, nadó mucho, en un principio con la tabla de apoyo y después se soltó a nadar con soltura, gracia y singular alegría. Yo considero que en poco tiempo estará nadando toda la alberca. Al final de la sesión, la vi cansada pero muy contenta y motivada para continuar. Ojalá no desista.
¿Qué falta? Falta promover e impulsar la constancia, insistir para qué asista todos los días hasta que el ejercicio, sea la natación o cualquier otro, se transforme en un hábito en su vida, un hábito que cambiará su vida tornándola más sana.
¿Qué falta? Faltan mis otros dos hijos, Mildred se inscribió a natación, sin embargo no podrá acompañarme en virtud de que empezó a trabajar; en tanto que Eduardo, quien ha transitado por el fútbol y el básquetbol y que actualmente no practica ningún ejercicio, se resiste a tomar la decisión de nadar con nosotros.
Por mi parte me siento muy bien porque ya no nadaré solo, ahora me acompaña la sirenita, y bueno, me siento particularmente importante porque esa sirenita que nada en la alberca es nada más y nada menos que mi hija Andrea.
mi vidaaa!! me gustoo muchoo papitoo hermozoo!!! gracias x escribir de mii :) !!! lindas palabrass...!!! I LOVE YOU SO MUCH!!<3 !! :)
ResponderEliminarkisesssssssssssssssssssssssssssss!!!
andii!!<3