viernes, 19 de junio de 2009

28. Solo sueña


Solo sueña en el silencio,
en el mismo silencio de la luna inmensa
que inunda, invade e ilumina
la intimidad oculta de nuestros cuerpos.

Solo sueña en el silencio,
en la mudez exquisita de las fantasías
y en la noche azul que hizo estremecer
tus silencios y mis sueños.

Solo sueña en el silencio,
en los ecos adormecidos
de mil caricias que se arrullan y deslizan
en cada espacio de tu piel desnuda.

Solo sueña en el universo sin límites,
en la entrega generosa:
sin espacios, sin principios ni finales;
donde nada es, donde todo existe …

Solo sueña en la gloria,
la delirante victoria de la pasión,
el sutil instinto que rompe el silencio,
que ahoga la ingratitud, conduce al infinito,
agota tus ansiedades y mis fuerzas.

Solo sueña en los caminos que se descubren,
senderos que laten, atajos que tiemblan
en la tibia geometría de tu cuerpo;
en caricias que delinean, exploran y prometen,
que muestran, revelan y estallan
en la sintonía suave y clara del amor.

Es tu piel y mis ansias,
tus ilusiones y mis esperanzas;
es tu cuerpo que florece y se agita,
son mis fuerzas que se pierden y se reencuentran
en el abandono de los sentidos,
en la ofrenda de las emociones.

.. y diluidos en la penumbra
que todo lo oculta, que todo lo calla…
son alientos que se encuentran,
gemidos secretos que se desgranan,
se precipitan, ruedan y se confunden
envueltos en sentimientos mágicos y eternos.

Solo sueña, en la balada del amor
que se hace, se nutre y alimenta;
que pide, exige, grita, muerde y acaricia,
que suplica aún más de ti, aún más de mí;
aún… un poco más de los dos;
no existen treguas, no existen ataduras,
no existen los silencios ni los sueños.

Solo la emoción húmeda
que suavemente se conduce
a través de nuestros cuerpos confundidos,
de nuestras almas enlazadas,
de nuestros impulsos disminuidos
en los afanes de amor cedidos.

Y al final… son los sueños del silencio,
la ternura inefable de la ilusiones
que atadas a promesas y bañadas de esperanzas,
en sincronía murmuran multitudes de te amos,
recuerdan ayeres, apuntan mañanas.

Solo sueña en el silencio,
en los ecos dormidos de mil caricias
que se deslizan en tu piel aún cálida, aún húmeda;
solo sueña en el silencio que esta noche,
nuevamente se interrumpe.

martes, 16 de junio de 2009

27. Solo da gracias

“Hoy no pidas nada, sólo da gracias”. El mensaje cayó en mi mente y después se alojó en alguna parte de mi espíritu. Así, tan sencillo, tan profundo. Cuánta verdad y sabiduría envuelta en unas pocas palabras. Desde entonces, algo cambió, todo cambió.


Después de mucho tiempo de no asistir a eventos de esa naturaleza, me decidí a participar en un círculo de estudio bíblico. El grupo estaba conformado por cinco señoras, un hombre que conducía la sesión y este escribidor. La reunión se dio en el hogar de una de esas damas.


En un principio no me sentía muy cómodo (eran muchos años sin estar en uno de esos eventos) por otra parte, la mecánica de la reunión no iba acorde a los procedimientos que yo recordaba. Sin embargo deduje que después de tantos años, era lógico que el método de estudio bíblico hubiera cambiado. Por lo que traté de adaptarme rápidamente.


Era muy notorio el conocimiento profundo de las sagradas escrituras que tenía el caballero que coordinaba la reunión, demostraba una enorme pasión por difundir las enseñanzas emanadas de la biblia; tanta emoción que por ratos se olvidaba que los demás podríamos tener dudas u opiniones respecto a los temas. Pero esto último, que en un principio me molestó, terminó por no importarme.


Ya casi para finalizar la sesión de estudio, el coordinador repartió unas tarjetas con mensajes impresos. No recuerdo lo que decían las tarjetas de los demás. En la mía se leía: “Hoy no pidas nada, sólo da gracias”.


Las reflexiones se vinieron en un torrente, fueron muchas las ideas que se agolparon, muchas las enseñanzas asimiladas en un momento, finalmente el reconocimiento de certeza exacta y puntual del mensaje.


Para qué pedir si Dios conoce mis necesidades, mis esperanzas, mis sueños y deseos. Él sabe de las cosas que me hacen falta para estar bien, no necesito recordárselo diariamente, no requiero insistir. Él decide cuándo es el momento preciso para proveerme y cuándo ese instante llegue, me dará lo que necesito, no lo que yo pida.


Por eso, solo necesito cultivar un espíritu en continuo agradecimiento, reconocer que tengo conmigo a las personas que necesito para ser feliz, que poseo más cosas de las que requiero para estar bien. Y si algo me faltara, es porque aún no están dadas las condiciones para que me sean concedidas.


Dios es justo, Él da lo que necesitamos, no más, no menos. Por eso, “Hoy no pidas nada, sólo da gracias”.

lunes, 15 de junio de 2009

26. Música de grillos

¿No te molestan los grillos? -No. No me molestan, al contrario, me gusta mucho escucharlos, su música es eso precisamente, música en mis oídos y aliento a una multitud de recuerdos que se precipitan gustosos a mi mente.


Viví un parte de mi niñez en Tabasco, un estado siempre verde, serpenteado de ríos, exuberante en vegetación y bendecido la mayor parte del año, por numerosas lluvias que lo mantienen rebosante de vida y en continua renovación.


En muchas ocasiones, las lluvias me hacían correr al salir de la escuela o me sorprendían en medio de juegos vespertinos. Asomado en la ventana, contemplaba los pequeños ríos que se formaban en la calle y que eran navegados con rapidez por barcazas de hojas secas. Así esperaba tranquilo y paciente a que el cielo se despeje.


Cuando cesaba la lluvia, el concierto daba inicio. Grillos, muchos grillos que entonan sus alegres melodías, las ranas hacen coros, sapos con voz de tenor acompañan la fiesta. Todos cantan, todos armonizan y alegran a la noche. Las luciérnagas se animan y regalan brillos de diversos colores. El ambiente se alegra y se renueva. Así eran las noches en mi pueblo tabasqueño.


Yo creo que mi espíritu de niño se colmó con esa música, la disfruté tanto que permaneció anclada a mis recuerdos; por eso me gusta la canción del grillo, porque me conduce a un tiempo en que solo me preocupaba esperar que pase la lluvia para continuar con los juegos de canicas y las carreras por calles húmedas y limpias.

Años más tarde, cuando la vida y mis padres me devolvieron a mi Campeche natal, el libro de lecturas de sexto año de primaria me regaló una poesía para acompañar mis recuerdos:


El grillo

Poema de Conrado Nalé Roxlo

Música porque sí, música vana,
como la vana música del grillo,
mi corazón romántico y sencillo
se ha despertado grillo esta mañana.

¿Es este cielo azul de porcelana?
¿Es una copa de oro el espinillo?
¿O es que mi nueva condición de grillo
me hace ver todo a lo grillo esta mañana?

¡Qué bien suena la flauta de la rana!
Pero no es son de flauta: es un platillo
de vibrante cristal que a dos desgrana
gotas de agua sonora.

¡Qué hermoso, dulcísimo y sencillo
es para quien tiene corazón de grillo
interpretar la vida esta mañana!

Desde entonces, música y poesía de grillos acompañan mis soledades, poesía y música de grillos animan mis silencios, alegran mi espíritu y engalanan mis noches de nostalgias, tristezas, sueños y romances.

No, no me molesta la música del grillo. ¿Y a ti?

domingo, 14 de junio de 2009

25. Día del brócoli

Hoy es domingo, el día del brócoli. Esto significa que hoy es el día en que me convierto en un vegetal, por lo cual no debo moverme ni debo realizar ningún tipo de esfuerzo. Nada está permitido en este día (solo se consiente mover un dedo para cambiar de canal a la televisión y traslados esporádicos al refrigerador o al baño).


El día del brócoli fue instituido hace aproximadamente 8 años para conmemorar una fecha en que no hice absolutamente nada. Se celebra de manera exclusiva en mi casa y por lo general todos los domingos. Ocasionalmente, las festividades han iniciado desde un sábado anterior o se han prolongado hasta el lunes siguiente. Todo depende de que las condiciones ambientales, laborales, sociales, emocionales, físicas y orgánicas sean las adecuadas.

¿Porqué del brócoli? No sé, se me ocurrió. Entiendo que tiene relación con la inminente transformación de un ser humano en una hortaliza. Reconozco que pude haber elegido alguna otra verdura, pero el brócoli fue lo primero que se me vino a la mente. Por otro lado, no me late mucho convertirme en una papa, una zanahoria, calabaza o un chayote, mucho menos en una lechuga romanita o en una cebollita cambray. Por lo cual, creo que transformarse en un brócoli es muy adecuado.


Cabe mencionar que este magno festival debiera forzosamente realizarse todos los domingos, pero en ocasiones, por motivos ajenos a mi sagrada voluntad, he tenido que verme obligado a posponer las actividades propias del día y a tener que realizar otro tipo de acciones que nada tienen que ver con los brócolis. Ni modos.


Un día clásico de brócoli inicia alrededor de las 7 de la mañana (por motivos biológicos jamás he podido dormir hasta el mediodía, ni siquiera hasta las diez de la mañana) la televisión se enciende automáticamente en canales de deportes principalmente, en el menor de los casos, de películas. El control remoto, que ya ha sido previamente colocado en un lugar estratégico, requiere solo de pequeños movimientos para que yo pueda ajustar el volumen o cambiar el canal.


Así transcurren las primeras horas del día. Posteriormente, un pequeño traslado para pagar el periódico y para desayunar y volvemos a la inactividad. Hacía las 4 de la tarde ya he visto como 3 partidos de fútbol o igual número de películas y me he dormido esporádicamente. Otro pequeño movimiento para comer y un nuevo retorno a la vida vegetal. Así continuo hasta que, aproximadamente a las 11 de la noche el sueño me vence y duermo tranquilo y sereno como un repollo hasta el amanecer.


Como podrán darse cuenta, la vida de brócoli no es complicada ni cansada, no requiere más que la voluntad y el compromiso decidido de cumplir con los rituales propios de la celebración, los cuales no son muy dificultosos. Entiendo que se necesita un espíritu tranquilo y plácido, llevar una vida sencilla y sin mayores sobresaltos, pero eso tampoco es muy raro encontrar. Muchos tenemos esa clase de existencia.


Si alguno de ustedes desea adoptar en sus vidas la filosofía del brócoli, puede hacerlo, cuentan con mi autorización y mi apoyo irrestricto, solamente les suplico me lo hagan saber para que yo me sienta acompañado y me solidarice con ustedes a la distancia.


Tal vez se preguntarán por qué el día del brócoli estoy escribiendo todo esto; en realidad no lo escribí hoy, lo hice ayer. Hoy solo lo estoy subiendo, la computadora ya estaba prendida y en la página adecuada para ahorrar esfuerzos. Todo se limita a un click.