sábado, 12 de diciembre de 2009

70. La rama


Tengo la ligera y misteriosa sospecha de que no soy bien visto en mi colonia y sus alrededores, que soy el dueño de una extraña fama que aleja a todo el mundo de las cercanías de mi casa. Y en estos navideños tiempos, esa peregrina condición se acentúa con particular esmero.



Cantar la rama era una de las tradiciones navideñas que más disfrutaba durante los infantiles años de mi vida. Era rico juntarse con los amigos, adornar la rama de algún árbol con globos y cadenas de papel de china, preparar el portalito en una renovada y dispuesta caja de zapatos e irse por las calles vecinas a cantar las rimas y villancicos propias de la época en espera del ansiado aguinaldo.


Esa tradición es casi exclusiva de los niños por lo que, cuando se inicia en la pubertad se abandona con cierto garbo y aire de suficiencia, aunque sigas disfrutando al escuchar la monótona tonadilla de la rama.


Sin embargo, por una extraña condición y razones que desconozco, dejé de disfrutar de la rama, ver los grupos de niños cantando me dejó de parecer pintoresco y agradable, pero eso no significó que yo dejara de dar mi aportación cuando se acercaban a cantar en la puerta de mi hogar.

Pero este año algo está sucediendo que me resulta incomprensible, ninguna rama se ha detenido a cantar en los umbrales de mi humilde morada. He observado que van cantando de casa en casa con total normalidad, pero cuando le toca el turno a mi casa, un oculto impulso los hace darse la vuelta o cruzar la calle.

No he escuchado ningún comentario despectivo o plática alguna que me hiciera tener un indicio de que existe algún conjuro o acuerdo tácito para dejar de lado mi casa. Tampoco han realizado malcriadeces ni nada por el estilo.

La verdad es que el hecho en sí mismo, no me preocupa mucho. Para nada. Pero se me hace muy extraño, raro y hasta misterioso.


Tal vez alguna vecina envidiosa corrió el rumor de que soy un moderno Ebenezer Scrooge, el protagonista de corazón duro y egoísta en el Cuento de Navidad de Charles Dickens, aquel al que tanto le disgustaba la navidad y los niños. O tal vez se ha difundido el murmullo de que soy el Grinch, ese popular personaje que un día decidió robarse la navidad.

Tal vez como no adorno mi casa piensan que no me gusta la navidad, que soy huraño y ermitaño, soez y grosero. No lo sé.

De cualquier forma creo que pondré un adorno navideño en los exteriores de mi casa. No para que vayan los niños a cantar, sino para tratar de revertir los posibles rumores en torno a mi condición anti navideña.

Sea como sea, la costumbre de cantar la rama termina el 15 de diciembre. Entonces empezarán las posadas. No tengo nada en contra de las posadas.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

69. Las canastillas

Estamos muy motivados con la respuesta que están dando familiares, amigos y población en general a la campaña 2009 de las “Canastillas para María”.
El día de hoy recibí varios correos electrónicos, llamadas telefónicas y promesas personales de amigos que manifiestan su deseo sincero y desinteresado de colaborar con productos necesarios para recibir a un bebé que nacerá en los días cercanos a la navidad y que será hijo de una mujer de escasos recursos económicos.

Les recuerdo que esta campaña surge a instancias del canal de televisión Mariavisión y que en Campeche la iniciativa la retomó mi amiga Anónima desde el año pasado. En ese entonces logró reunir 25 canastillas maternales. En esta ocasión pretendemos conseguir los artículos necesarios para armar 50 canastillas que beneficiarán a otros tantos bebés.

Prácticamente hemos concluido la etapa de difusión de la campaña: repartimos volantes y pegamos carteles en las iglesias, se habló con sacerdotes y monjas; el padre Seleno Calderón hizo difusión en su programa “Paso a Paso con Jesús”, Mi amiga Anónima fue entrevistada en un programa de la TV local, se enviaron correos electrónicos y se esparció de viva voz entre familiares y amigos.

Lo que sigue es la recaudación de todos los productos, la compra de las bañeras, la clasificación de los productos, el acomodo y la preparación de las canastillas (en vez de canastillas usaremos las bañeras).

Casi al mismo tiempo de esta actividad tendremos que concertar la visita a los hospitales que reciben y atienden los partos de mujeres de bajos recursos económicos. En este sentido tendremos que acordar con las áreas de Trabajo Social de dichos nosocomios para que nos ayuden a determinar a las candidatas idóneas a recibir las canastillas.

Y finalmente, el 24 y 25 de diciembre nos abocaremos a distribuirlas, tomar fotos, felicitar a las mamás y disfrutar mucho de esta actividad tan agradable y tan edificante. Posteriormente prepararemos una presentación con fotos y textos para enviarlo a la televisora a manera de informe de actividades. Finalmente haremos cartas de agradecimiento para todos los que colaboraron con nosotros.

Como verán se aproxima mucho trabajo, pero de verdad que no importa, son actividades que se realizan con gusto, por el puro placer de dar y darse al servicio de los demás. Eso es algo que algunas personas hemos realizado desde los años mozos, tanto en la dinámica juvenil, como en el coro de San Román y en todas las actividades que realizamos cuando estuvimos al servicio de la comunidad.

Ya les seguiré contando.