jueves, 10 de junio de 2010

107. Fútbol, fútbol, fútbol

Ya casi empieza el campeonato Mundial de fútbol de Sudáfrica y yo que no he escrito nada de fútbol. Bueno, no había escrito nada a esta tarde en que decidí hacer una entrada futbolera para esta Miscelánea ¿Qué resultó? Un artículo para el periódico. Ya lo envié y espero lo publiquen muy pronto.

Lo que pasa es que empecé la entrada y me fui muy formal, muy claro y ágil pero serio y un poco emotivo, hubo por ahí una pizca de remembranza y cuando me di cuenta ya estaba listo el artículo. Sólo necesité hacer algunas adecuaciones y listo.

Sucede que el fútbol para mí es algo serio, sentarse frente a la televisión es una actividad que merece tiempo y respeto, un ritual completo que debe ser respetado por todos para poder generar un ambiente propicio que favorezca el pleno disfrute de las jugadas y del gol, la suerte máxima de este mágico juego.

Debo aclarar que yo jugué fútbol en mi niñez, estuve con los Carnales de San Román, mi posición era defensa central, aunque a veces lo hacía por los laterales o en la media cancha; debo confesar que generalmente terminaba perdido y sin saber para donde correr. Pero que me importa disfrutaba mucho jugar.

Ya no juego por muchas razones, porque nunca fui un buen jugador y por mis casi inútiles rodillas. Pero eso no evita que no disfrute de ver todos los juegos posibles por la televisión, principalmente los que disputa el equipo de mis amores, la extraordinaria máquina celeste del Cruz Azul, y por supuesto, los partidos de la selección mexicana.

Dentro de una horas, después de la inauguración, abrimos el mundial jugando frente a los anfitriones, los “Bafana Bafana” de Sudáfrica. Simplemente les vamos a ganar. Sé que les vamos a arruinar la fiesta, pero ni modos, así es el fútbol. Les vamos a meter tres goles.

Mis pronósticos son que México jugará cinco partidos en este mundial, yo quisiera que jugará los siete jugos máximos, lo que nos daría para quedar entre los cuatro primeros lugares, pero es muy difícil. También quisiera que gane el campeonato España, son los que mejor están jugando, aunque muchas veces se han achicado en las competencias mundiales.

Otra vez será un torneo extraño por los horarios de juego, a las 7 y 9 de la mañana y a la 1:30 de la tarde, no son horarios futboleros pero son mejores que los del mundial de Corea (una y media y 4 de la mañana). Estos horarios no permitirán que podamos destapar una cerveza para ver los juegos, no se antoja a esa hora, además estamos en tiempo laboral; bueno, no importa, de todas maneras los vamos a disfrutar.

Bien, abandonemos todo esfuerzo y entreguémonos con particular alegría al futbol, llenémonos de fútbol, soñemos con el fútbol, no opongamos resistencia, no hay razón, todo conduce al fútbol. Tenemos por delante un mes de fútbol hasta en la sopa. Adelante pues, venga el silbatazo inicial y que empiecen las alegrías y los goles mexicanos.

lunes, 7 de junio de 2010

106. Al ladrón, al ladrón

Señores, no puede ser. Esto ya es el colmo de la inseguridad pública, de la desvergüenza nacional, el grado sumo del crimen desorganizado que asola impunemente a la población en general y en particular, a los hombres que como yo, todavía confiamos en la buena voluntad de nuestros conciudadanos.

Para no hacer largo el cuento, debo señalar a las claras y peladas, a las duras y a las maduras que, por segunda vez en menos de ocho días, he sido víctima de un atraco. Sí, me han robado, me han convertido en una cifra más de las dramáticas estadísticas del hampa local.

¿Que qué me han robado? Eso es lo más extraño, anecdótico y casi paranormal del caso; seguramente cuando conozcan la naturaleza de los objetos que han sido sustraídos de mi humilde hogar se botarán a la risa y al escarnio; pero el asunto, si lo miran desde la perspectiva de la privacidad, la secrecía y la intimidad, notarán que tiene mucho trasfondo y que la cuestión merece un escrupuloso razonamiento, a pesar del cual, será muy peliagudo llegar a la verdad.

Me robaron mi basura. Sí, leyeron bien, mi bolsa negra y ecológica (de esas que tienen amarre reforzado integral y que te ayudan a mantener limpio tu hogar) repleta de mis amados y entrañables desechos sólidos. ¿Pueden creerlo? Me robaron mi basura por segunda vez en menos de ocho días.

Y la pregunta que se me antoja más importante en este basuricidio no es quién pudo robarse mis bolsas de basura, no, no; Eso no es lo fundamental, lo realmente básico y elemental de todo es, para qué quieren mi basura. Esa es la clave que podría resolver este caso.

Vayamos por partes ¿Cuál era el contenido de mis sustraídas bolsas negras de basura? A decir verdad, no tenían cosas de mucha importancia: un embase de coca cola, cascarones de huevo, latas vacías de frijol y salsa casera, un par de botes de cerveza, platos desechables, cáscaras de frutas, embases de leche (deslactosada y baja en grasas) recibos ya pagados de teléfono y cable, apuntes hechos al vuelo, papeles del baño y quizá algunas cosas más que se estén escapando de mi memoria en este momento.

La información del párrafo anterior aparentemente no dice gran cosa. La conclusión podría ser que mis bolsas de basura fueron impunemente robadas por un caco despistado, común y bastante corriente; tal vez ni siquiera era un ratero, a lo mejor se trata de un pepenador cuyo único afán era encontrar algo de valor entre tantos despojos.

Pero, si miramos todo este criminal embrollo con ojos cada vez más analíticos, podremos obtener una información distinta que podría usarse para ocultos y siniestros fines. Nuevamente vayamos por partes: del recuento de los contenidos de mi basura podría determinarse con facilidad mi régimen dietético habitual, de los recibos se determina que cuento con teléfono celular y el número del mismo, también que cuento con televisión por cable e internet (el contar con este servicio significa que tengo computadora).

A partir del análisis de los contenidos en los papeles del baño podría conocerse mi estado general de salud (ya saben: si tengo bichos, si he andado mal de la panza y algunas otras particularidades que no deseo comentar). De mis notas desechadas podrían obtener información y datos de mis proyectos futuros, planes y finanzas.

A partir de toda esa información y de alguna otra que puede ser obtenida por medios electrónicos, se puede construir un completo perfil de mi muy individual y privado estilo de vivir. El resultado a mediano o largo plazo es que alguien, con muy malos propósitos y definitivamente inexplicables y peores intenciones, podría tranquilamente apoderarse de mi identidad. Eso sería catastrófico para mí. Si me comprenden verdad.

A eso se debe mi profunda preocupación, porque sospecho que algún bribón intentará hacerse pasar por mí, obviamente antes de eso tendría que encontrar la forma de deshacerse de mí y eso me asusta más. Otra conclusión podría ser que agentes de la CIA están espiándome porque sospechan que estoy planeando apoderarme del mundo o tal vez, porque suponen que sé algo que ellos no saben.

El porqué de todo esto aún no lo sé, pero les aseguro que voy a investigar hasta poner todo en claro; si es necesario, llevaré las pesquisas hasta sus últimas consecuencias y una vez que haya dado con las razones y los culpables haré caer sobre ellos todo el rigor de la justicia mexicana.

Ustedes me disculparán, pero no daré más información para no entorpecer las indagatorias.