sábado, 7 de agosto de 2010

116. El informe de gobierno

No es la primera vez que asisto a un informe de gobierno, o tal vez si, la verdad es que acudir a eventos de corte netamente político no es algo demasiado importante para mí; sin embargo en esta ocasión decidí escuchar de primera mano el recuento de las acciones del gobierno de mi estado.

Para hacer honor y justicia a la verdad, iba con la firme convicción de escuchar atentamente el informe, de no distraerme e incluso, de hacer un muy discreto análisis del mismo (uno nunca sabe cuándo será solicitada la opinión al respecto). Sin embargo también sabía que existía un 96.8 por ciento de posibilidades de pasar dos horas de tedio y de tener que soportar actitudes que no resultan agradables de ver y menos de describir.

Sin embargo he pasado un esplendido informe de gobierno, todo gracias a que mi llegada al Centro de Convenciones coincidió con la de Maribel, después de los saludos de rigor, nos sentamos al final de la sala, nos pusimos cómodos y nos dedicamos a platicar amenamente, a recordar anécdotas compartidas y a actualizarnos sobre los pormenores de nuestras correspondientes vidas familiares.

Maribel es una antigua amiga, de los tiempos de la preparatoria; ella es de esas personas con las que puedes pasarte muchas horas platicando y nunca fastidiarte, con ella se puede hablar de cualquier tema y siempre encontrar una opinión inteligente y adecuada, con ella se puede caminar alegremente desde la Universidad hasta su casa (5 kilómetros aproximadamente) y no darte cuenta de la distancia, bueno, eso hacíamos cuando estábamos en la prepa, ahora, casi 30 años después, no sé si lo lograríamos.

Después de la preparatoria tuvimos la fortuna de seguir compartiendo esfuerzos en la dinámica juvenil (el grupo de la iglesia al que dedicamos tanto tiempo). Lamentablemente la vida pasa y esos años alegres también pasaron, llegaron otros con nuevos afanes, con nuevas tareas y nuevas responsabilidades que nos impidieron convivir con la frecuencia deseada.

Es fácil entender y comprender que cuando uno se encuentra con ese tamaño de personaje, que además es una entrañable amiga, un acto político es lo de menos. Lo demás es la oportunidad de disfrutar de la plática y el hecho casual de que ésta se dé, al mismo tiempo que el gobernador está informando de sus actividades al pueblo, no deja de ser sólo eso, una afortunada (o desafortunada) casualidad.

Por otra parte, no creo que a nadie le haya importado que dos personas, al final de un auditorio repleto con más de 6 mil asistentes, se la hayan pasado platicando. Incluso, me parece que el propio gobernador y su esposa, de saber que se trata de dos grandes amigos que casi no se han visto en los últimos 20 años, justificarían y aprobarían la plática.

Finalmente no escuchamos casi nada del informe de gobierno, en realidad no importa mucho, mañana me enteraré de los pormenores en los periódicos. Si me preguntan mi opinión diré que fue un informe claro y concreto, donde se plasmaron enteramente los alcances y logros de un gobierno plural e incluyente, donde se demostró el cumplimiento cabal, puntual y acertado de las promesas de campaña y la cercanía y sensibilidad de las autoridades con las necesidades y demandas del pueblo. Es una buena opinión, eso creo.

Al final del evento, me quedé con la certeza de que había pasado y disfrutado de un buen tiempo y con el deseo de que así fueran todos los Informes de Gobierno. Ni modos Fernando, eso pasa cuando reúnes en tus celebraciones a dos grandes amigos.

lunes, 2 de agosto de 2010

115. La lagartija liberada


De pronto me he visto abrumado por el clamor de un pueblo que exige la inmediata liberación de la lagartija (por cierto, se llama Zaratustra) atrapada por mí en el interior de una ventana. Me cuesta trabajo comprender el nivel de solidaridad que se ha desatado a favor de este humilde reptil.

Es importante señalar que este animalito no ha hecho nada importante en su vida (me refiero a cosas al estilo del pulpo Paul) sin embargo, ahora resulta que representa los anhelos de libertad y las esperanzas de justicia de todo un grupo de soñadores amantes del medio ambiente, de la fauna silvestre y de los derechos inalienables de todos los seres vivos.

He recibido amenazas de movilizaciones en mi contra y de manifestaciones en las puertas de mi hogar. Me han recordado la existencia del karma y lo que me espera para la próxima vida de continuar con mi actitud; asimismo, ha sido ventilada la existencia de un extraño conjuro llamado “La maldición de las lagartijas sangrientas”, dicho hechizo (el cual hace desaparecer por completo el instinto sexual) caerá sobre mí y me perseguirá durante siete generaciones.

La lagartija Zaratustra ha recibido calificativos de luchadora social y sobreviviente de los infortunios y hay personas que desean que su imagen sea utilizada para campañas de ayuda humanitaria en África y Medio Oriente o para apoyar las causas en contra del calentamiento global; ha sido propuesta para encabezar las marchas por el orgullo gay y la diversidad de género e incluso para reina del carnaval.

Hay quienes piensan que su sobreviviencia se debe a un destino y a una realidad mayor, ya que tiene una tarea fundamental de paz y amor por desarrollar en el mundo. Han sugerido que su permanencia en la vida trae consigo un mensaje sobrenatural que debe ser descifrado por intelectuales, científicos, teólogos, mentalistas y gurús.

Por lo que a mí respecta, me han llamado enemigo de la libertad, represor, tirano y coartador de los anhelos más puros y nobles de los animales. Algunos me han catalogado como un lagarticida y otros me han puesto a la altura de Hitler y mi ventana ha sido catalogada como una prisión peor que los campos de concentración nazis.

Por todo lo anterior, he decidido liberar a Zaratustra, la lagartija. De hecho debo decir que una vez libre corrió velozmente por la casa y se refugió bajo una cama en otra habitación. No parecía muy debilitada, creo que soportaba con facilidad otros cuatro días de encierro, sin embargo no quise arriesgar mi integridad física, moral y emocional y por ello, con ayuda de una escoba, la liberé.

Espero que este hecho me reconcilie con la humanidad y con los valores y afanes más puros de la raza humana.
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Lagartija con la ventana cerrada en día lluvioso

Nótese que la ventana ya ha sido abierta
Todavía no se da cuenta de la libertad a su alcance

La lagartija Zaratustra corre libre al fin

domingo, 1 de agosto de 2010

114.La lagartija atrapada

Como es bien sabido, comparto mi hogar con varios y diversos seres vivos, me esfuerzo porque ninguno de esos seres vivos sea un mamífero roedor o insecto rastrero del género indeseable, de ahí en fuera, no tengo ningún problema con los demás.

Las arañas no me asustan, sin embargo son víctimas colaterales de mi combate en contra algunos mosquitos que logran atravesar las líneas de defensa establecidas en puertas y ventanas. Las moscas por lo general no entran a mi hogar y hace mucho tiempo que no veo alacranes o esos gusanos raros que despiden mal olor cuando son aplastados.

Las vacas ya no tocan a mi puerta y las zarigüeyas ahora habitan en territorios muy alejados a mi patio. Hace ya algún tiempo que no veo o escucho a los loros ni a la lechuza que al anochecer se detenía a cantar en mi tejado. De las culebras despistadas que por error entraban a mi casa, ni hablar, deben haber buscado otros destinos más prósperos.

Las reinas de mi hogar son indiscutiblemente las lagartijas; no sé qué tipo de reptil sean, supongo que serán geckos, eso es lo más seguro; yo las conozco, desde que tengo uso de razón, como memech (creo que este nombre es de origen maya).

Estas pacíficas e inofensivas lagartijas, que no superan ni por equivocación los diez centímetros, deambulan tranquilamente por los muros de mi casa; creo que viven detrás de los retratos que cuelgan de las paredes o en algún confortable rincón cerca de las ventanas. Se alimentan de arañitas y de esas maripositas que llegan con las lluvias.

No me molestan porque mantienen limpia mi casa y no se meten conmigo, sin embargo trato de mantenerlas alejadas de mi habitación (no me gustaría que caminaran sobre mí cuando estoy dormido).

Pero resulta que una logró introducirse a mi dormitorio y con mexicana alegría se paseaba en la pared cercana a la cama, yo la vigilaba de reojo de cuando en cuando. Por ahí estuvo un par de días hasta que logré atraparla entre la ventana de cristal y el mosquitero, hace algunos meses atrapé a otra en ese mismo sitio y murió luego de un día de mucho calor, pero esta ya tiene cinco días atrapada y no se muere, eso si me preocupa.

Inicialmente le di de plazo hasta el domingo, si para esa fecha no se había muerto la liberaría y la reconocería como una guerrera de la vida, una sobreviviente a las calamidades y al infortunio, no sé, tal vez hasta le habría hecho un homenaje. Ya llegó el domingo y no está muerta, pero temo liberarla.

Lo que pasa es que la lagartija debe estar muy molesta, yo lo estaría si alguien me mantuviera atrapado durante cinco días soportando la lluvia y el calor. Por otra parte, la lagartija no ha comido en todos estos días, debe tener un hambre atroz. Eso es lo que me detiene a liberarla.

¿No les parece lógico que la mentada lagartija una vez libre, quiera tomar venganza en contra mía? ¿No le parece factible que todos estos días se la haya pasado maquinando un plan para cobrarse el encierro en que la mantuve? Y con el hambre que debe tener, qué tal que por la noche quiera comerme (tal vez no todo, pero si una parte de mi apetitosa anatomía). Recuerden que las lagartijas llevan en los genes la información que hace millones de años dio origen a los Tiranosaurios Rex. Por eso dudo en liberarla.

Por otra parte, tener encerrada a la lagartija implica tener cerrada la ventana y por lo tanto no entra el aire a mi cuarto. Estoy en medio de un dilema de vida o muerte; O permanezco con la ventana cerrada y sigo soportando el calor o libero a la lagartija y me atengo a las consecuencias de lo que podría ser su terrible y fatal venganza.

Ahora entiendo que no solo está en juego la vida de la lagartija, la mía también lo está. El final de esta novela de horror está en el suspenso. No sé lo que haré. Las siguientes horas serán determinantes; la madre de todas las batallas ha dado inicio. Honor al vencedor y gloria a los vencidos. Que así sea.