La verdad es que yo pensé que ya había transcurrido mucho tiempo más. Pero no es así, fueron sólo 7 días con sus respectivas noches. 7 días durante los cuales no he escrito nada. Eso debilita a mis blogs y por supuesto que rompe mis propósitos literarios. Lo peor del caso es que no tengo excusa alguna. Nada. Ni una sola.
Me queda perfectamente claro que ser el dueño de dos blogs representa un compromiso permanente y constante con la tarea de mantenerlos actualizados. Y la única manera de sostener un blog vigente y en el gusto de sus lectores es escribiendo. Escribiendo diario, escribiendo en serio. Escribiendo cosas nuevas, explorando rincones literarios y descubriendo formas nuevas de expresar y plasmar el universo interior.
Yo siempre he sostenido que escribir no es una tarea fácil (lo parece cuando lees a García Márquez o a Benedetti). Escribir requiere de cierta dosis de talento pero sobre todo de una gran cantidad de insistencia. Alguien aseguraba que el éxito se logra con 10% de inspiración y 90% de transpiración, de eso se trata todo. No podemos aprender a escribir si no escribimos por ello la tarea debe ser continua, porfiada, variada y sin demoras.
Es cierto, hay por ahí algo de teoría: reglas de sintaxis y ortografía, huir de falacias, redundancias, pleonasmos y barbarismos, evitar repeticiones innecesarias y formas que oscurezcan nuestros textos. Si bien es preciso conocer y dominar esa teoría, a la hora de escribir eres tú, tu imaginación y el teclado de tu computadora. Entonces hay que penetrar en tu mente y extraer de ella una realidad que tomará forma en la mente de los lectores y que debe crear y recrear en ellos, conceptos, imágenes e ideas.
Escribir requiere que nos acerquemos a la claridad y sencillez del lenguaje oral pero con las restricciones impuestas por el lenguaje escrito. Eso lo complica todo, es cierto, pero al mismo tiempo es lo que nutre de belleza a la literatura, es lo que proyecta y da sentido al arte de escribir.
Respecto de lo temas, yo creo que eso no es problema, cualquier cosa es un tema. Una de mis primeras tareas de redacción en la escuela de Periodismo consistió en narrar el proceso de comerse una manzana. A partir de ahí, cualquier cosa puede ser un tema de interés general, desde ver caminar a una hormiga, la pared de la casa de enfrente y los ruidos extraños de la panza hasta contar la aventura de conquistar la cima de una montaña.
Es verdad, cualquier cosa puede ser un tema, todo se centra en la manera de escribirlo. La mayor aventura de un ser humano puede pasar desapercibida si la escribimos en forma aburrida o tan obscura que nadie la entienda. La forma de abrir un cacahuate puede ser algo divertido, ameno y educativo dependiendo de nuestra particular manera de relatarlo.
Hay una verdad absoluta, hay que leer mucho. Leer principalmente a los autores que escriben en español y que todavía están vivos (o que dejaron de escribir hace muy poco tiempo) ellos le están dando forma continua al idioma, están creando corrientes literarias y pueden conducirnos y guiarnos hacia nuevos espacios creativos.
Por ello al leer debemos poner particular atención al estilo del autor, darnos cuenta de la forma en cómo ellos van construyendo sus oraciones y sus párrafos y la manera de abordar los temas y sucesos narrados. Esto nos permitirá adoptar una postura crítica y en la medida que encontremos oraciones confusas, reconstruirlas.
Escribir es la tarea, escribir muchos, escribir siempre. No podemos esperar a la inspiración (esa dama es caprichosa y a menudo suele dejarnos plantados) hay que forzar la mente y los dedos. Escribir es una tarea artesanal, sólo se logra hacerlo bien si practicamos mucho, si insistimos.
Por todo ello, renuevo mi compromiso de escribir y mantener actualizado mis blogs pero sobre todo, de permanecer en la búsqueda de escribir cada vez mejor, de encontrar las formas y los caminos que me permitan relatar de mejor forma las cosas que a veces se atraviesan por mi mente, sé que solo lo conseguiré escribiendo, escribiendo mucho, escribiendo siempre.
Me queda perfectamente claro que ser el dueño de dos blogs representa un compromiso permanente y constante con la tarea de mantenerlos actualizados. Y la única manera de sostener un blog vigente y en el gusto de sus lectores es escribiendo. Escribiendo diario, escribiendo en serio. Escribiendo cosas nuevas, explorando rincones literarios y descubriendo formas nuevas de expresar y plasmar el universo interior.
Yo siempre he sostenido que escribir no es una tarea fácil (lo parece cuando lees a García Márquez o a Benedetti). Escribir requiere de cierta dosis de talento pero sobre todo de una gran cantidad de insistencia. Alguien aseguraba que el éxito se logra con 10% de inspiración y 90% de transpiración, de eso se trata todo. No podemos aprender a escribir si no escribimos por ello la tarea debe ser continua, porfiada, variada y sin demoras.
Es cierto, hay por ahí algo de teoría: reglas de sintaxis y ortografía, huir de falacias, redundancias, pleonasmos y barbarismos, evitar repeticiones innecesarias y formas que oscurezcan nuestros textos. Si bien es preciso conocer y dominar esa teoría, a la hora de escribir eres tú, tu imaginación y el teclado de tu computadora. Entonces hay que penetrar en tu mente y extraer de ella una realidad que tomará forma en la mente de los lectores y que debe crear y recrear en ellos, conceptos, imágenes e ideas.
Escribir requiere que nos acerquemos a la claridad y sencillez del lenguaje oral pero con las restricciones impuestas por el lenguaje escrito. Eso lo complica todo, es cierto, pero al mismo tiempo es lo que nutre de belleza a la literatura, es lo que proyecta y da sentido al arte de escribir.
Respecto de lo temas, yo creo que eso no es problema, cualquier cosa es un tema. Una de mis primeras tareas de redacción en la escuela de Periodismo consistió en narrar el proceso de comerse una manzana. A partir de ahí, cualquier cosa puede ser un tema de interés general, desde ver caminar a una hormiga, la pared de la casa de enfrente y los ruidos extraños de la panza hasta contar la aventura de conquistar la cima de una montaña.
Es verdad, cualquier cosa puede ser un tema, todo se centra en la manera de escribirlo. La mayor aventura de un ser humano puede pasar desapercibida si la escribimos en forma aburrida o tan obscura que nadie la entienda. La forma de abrir un cacahuate puede ser algo divertido, ameno y educativo dependiendo de nuestra particular manera de relatarlo.
Hay una verdad absoluta, hay que leer mucho. Leer principalmente a los autores que escriben en español y que todavía están vivos (o que dejaron de escribir hace muy poco tiempo) ellos le están dando forma continua al idioma, están creando corrientes literarias y pueden conducirnos y guiarnos hacia nuevos espacios creativos.
Por ello al leer debemos poner particular atención al estilo del autor, darnos cuenta de la forma en cómo ellos van construyendo sus oraciones y sus párrafos y la manera de abordar los temas y sucesos narrados. Esto nos permitirá adoptar una postura crítica y en la medida que encontremos oraciones confusas, reconstruirlas.
Escribir es la tarea, escribir muchos, escribir siempre. No podemos esperar a la inspiración (esa dama es caprichosa y a menudo suele dejarnos plantados) hay que forzar la mente y los dedos. Escribir es una tarea artesanal, sólo se logra hacerlo bien si practicamos mucho, si insistimos.
Por todo ello, renuevo mi compromiso de escribir y mantener actualizado mis blogs pero sobre todo, de permanecer en la búsqueda de escribir cada vez mejor, de encontrar las formas y los caminos que me permitan relatar de mejor forma las cosas que a veces se atraviesan por mi mente, sé que solo lo conseguiré escribiendo, escribiendo mucho, escribiendo siempre.
Es que es difícil escribir a diario!!
ResponderEliminarTenemos otras cosas que hacer, o pocas ganas o yo que se u.u