martes, 14 de julio de 2009

38. Una decisión importante

He tomado una importante decisión. No se trata de una decisión trascendente, de esas que modifican la existencia de las personas y las proyectan hacia la inmortalidad o a alguna región por encima de lo puramente material. No, no se trata de nada de eso, sin embargo no por ese pequeño detalle deja de ser una decisión importante.

Tal vez para ustedes sea una verdadera bobera, pero para mí no lo es. Desde mi punto de vista, personal y muy respetable, es una disposición meditada, sopesada, analizada y autocuestionada; una decisión en la que invertí una gran cantidad de tiempo y de procedimientos mentales. Y Luego de mucho deliberar pude establecer lo que más me convenía realizar.

Sé que una vez realizada esa acción no habrá marcha atrás, esto significa que mi vida cambiará en forma drástica, solo espero que sea para mi propio bienestar, mi comodidad y mi felicidad.

Sin más preámbulo y porque no quiero crear un clima de expectación innecesario lo diré clara y llanamente: Voy a comprar una lavadora. Sí eso es lo que haré, nada me detendrá hasta que tenga mi propia lavadora en casa.

Tener una lavadora es importante para mí, significa que dejaré de ir a las lavanderías públicas y ni modos, también dejaré de ir a lavar a casa de mi hermana Maricela y ya no tendré que de pedirle favores relacionados con la limpieza de la ropa a mi hija Andrea. Todo lo anterior significa que podré disponer de mis propios recursos y decidiré cuando es la mejor ocasión para lavar y eso significa tener el control de una parte importante de mi propia vida.

Debo reconocer que ya he visto varios modelos, particularmente quiero una de las que hacen casi todo, de esas en que uno solo tiene que agregar detergente y enjuague, prenderla y listo, la ropa se lava sola y sale casi seca.

También aclaro que me molesta mucho tender la ropa (no tanto como planchar, esa si es una verdadera y muy antigua molestia) por eso el próximo paso será comprar una secadora de ropa, a partir de ahí, pueden todos considerar que seré un hombre feliz.

Debe haber por ahí alguna otra decisión importante que deberé asumir próximamente. Continuaré con mis análisis.

domingo, 12 de julio de 2009

37. Recuerdos antiguos

Siempre he sentido una particular curiosidad por explorar mis recuerdos más antiguos e intentar determinar la edad que tenía y el motivo por el que se fijó. No existen motivos específicos para esta actividad, solo es el simple deseo de averiguar.

Los científicos dicen que los primeros recuerdos se fijan alrededor de los tres años de edad; yo tengo algunos de esa época más o manos, sin embargo no alcanzo a establecer con claridad si son recuerdos propios o solo es una imagen mental construida a partir del relato de mis padres o de otras personas.

Si partimos de la etapa en que ingresé a la primaria estaremos hablando de mis seis años, eso ya podría considerarse un recuerdo antiguo, esas imágenes son claras y podría dar muchos detalles de la escuela y de mis compañeros. Tengo claro el recuerdo de una niña que en vez de arete tenía un hilo de color rojo y la oreja untada de merthiolate, también recuerdo una ocasión en que olvidé llevar mi mochila a la escuela y el miedo y nerviosismo que sentí cuando me culparon injustamente de romper una silla.


También recuerdo una camisa que tenia impreso un letrero del campeonato mundial de fútbol de México 70 (un niño de tercer año la criticó porque México estaba escrito sin acento). En esa época me daban un peso para gastar pero no había problemas porque las paletas costaban 20 centavos.


Tengo algunos recuerdos de antes de la primaria; Un tiempo me llevaron a una casa (les decían escuelitas pagadas) donde una maestra enseñaba a los niños a leer, yo tendría unos 5 años y asistía de mañana y tarde. Antes de eso asistía a un kínder ubicado en la calle Justo Sierra, entre las calles 14 y la 16 en San Román, cada mañana mi abuela me llevaba a casa de la Tía Chela y de ahí nos llevaban a mí y mi prima Sandra a la escuela.


El kínder era una especie de casa antigua con un gran patio con muchos árboles y una terraza donde la maestra nos ponía a hacer rondas, recuerdo una cerca de madera que daba a la calle; no recuerdo el nombre de la escuela, de hecho ya no existe escuela alguna en ese lugar.


De esa época son los recuerdos de cuando vivía en casa de mi abuela mientras mis padres y hermanos residían en Tabasco. Me acuerdo que me alegraba cuando llegaban a visitarme y me entristecía cuando ellos se marchaban. En una ocasión me llevaron un pantalón de mezclilla de color gris. Un día de los santos reyes me trajeron un barco rojo con rueditas y pitaba si lo apretabas, me duró mucho tiempo.


Tengo una cicatriz de ese tiempo en uno de mis dedos, me puse un anillo de plástico de los que se acostumbraban poner en las piñatas, estaba tan ajustado que ya no me lo pude quitar y lo dejé ahí, no le dije a mi abuelita porque pensé que me iba a regañar. Unos días (o semanas) después el anillo había cortado mi dedo, finalmente tuve que decirle a mi abuela y ella cortó el anillo con una tijera para liberar mi pobre y sangrante dedito.


En esos años me gustaba acompañar a mi abuelo a hacer entregas de mercancías por las tardes. Él les vendía papas y cebollas a tiendas de abarrotes (algunas de ellas ubicadas en el barrio de San Francisco). Las mercancías las transportaba en un triciclo y yo subía una sillita de madera para sentarme y acompañarlo. En una ocasión me dormí y mi pié se metió entre las ruedas del triciclo. De eso no me quedó cicatriz.


Tengo algunas imágenes de antes, aquí es cuando inician las confusiones acerca de si son mis recuerdos o imágenes creadas a partir de relatos. En una ocasión Juana, la señora que nos cuidaba a mi hermano y a mí, nos tiró de una bicicleta, no se adonde nos llevaba ni sé si me pasó algo, aunque no creo.


Hay una escena de un kínder al que iba mi hermano y algo pasaba que me subí a una escalera que estaba apoyada en una pared. Eso debió pasar en Palizada por lo que yo tendría como 3 años. Hay otra relacionada con una extraña lombriz, la cual debió ocurrir en esa misma época.


Creo que esos son los recuerdos más antiguos, no tengo otros de antes, yo creo que nadie recuerda nada de los que le pasó a los dos años de edad, creo que el cerebro no están tan maduro como para retener recuerdos.


Me pregunto si dentro de 20 años seguiré recordando esas vivencias o las habré olvidado. No creo que se me olviden, de cualquier forma ya lo escribí y me bastará con leerlo.