sábado, 17 de octubre de 2009

62. Falsa alarma

Pues resulta que todo fue una falsa alarma, no hay poltergeist en mi dulce hogar, ni entes diabólicos, espíritus chocarreros, almas en pena que arrastran cadenas, espectros de ultratumba, aparecidos, duendes, aluxes, similares y conexos de la República Mexicana. Nada, ni siquiera un solitario fantasmita bailarín y bullanguero. Nada, todo fue una falsa alarma.

Por un lado me siento aliviado de no tener que lidiar con existencias provenientes del más allá; por otro lado me siento un poco abatido (me entusiasmaba la idea de luchar contra fuerzas inéditas) y hasta despreciado (¿Qué tienen las otras casas que no tenga la mía?, ¿Porqué todos tienen un fantasma menos yo?). En fin, nada de nada.

Lo que pasó es que mi buen vecino (no el melódico, otro) leyó la entrada anterior de este blog y me comentó que en su domicilio ocurren exactamente los mismos fenómenos que yo califiqué de paranormales. Por supuesto que lo invité a integrarse a la sesión de expulsión fantasmagórica programada para este sábado, pero resulta que él había hecho sus propias indagaciones y había llegado a sus muy particulares y respetables, aunque divergentes conclusiones.

Mi vecino, que resultó una persona más normal y común que los árboles en la selva y práctico por encima de todas las cosas, ya había llamado a los técnicos de la Comisión Federal de Electricidad, los cuales sorprendentemente llegaron a mi rumbo más rápido de lo que me tardo en escribir esto.

Los citados electricistas (preferiría pensar que eran cazafantasmas pero lamentablemente no lo eran) descendieron de su vehículo, investigaron en las entradas domésticas de corriente eléctrica, hicieron un par de preguntas, se treparon en su canasta hidráulica hasta alcanzar los cables de alimentación, hicieron dos o tres conexiones aquí y allá, una más acullá y por obra de magia se fueron todos los fenómenos sobrenaturales. Valió.

Su explicación fue mucho menos impresionante de lo que yo esperaba, había una falla en las conexiones lo que estaba provocando alteraciones en el flujo eléctrico, de ahí que la luz subiera y bajara de intensidad; obviamente cuando bajaba: las televisiones, el refrigerador y los ventiladores se apagaban y cuando subía a tope, los focos (muy sensibles) se reventaban. Que simple.

Conforme avanzaban las electricistas explicaciones se iban derrumbando en mi interior las historias de fantasmas, espectros y aparecidos; se esfumaban las escenas de rituales espiritistas, sesiones de clarividencia y esoterismo; círculos y estrellas gnósticas; portales hacia ultratumba, pócimas, brebajes, encantamientos y abracadabras; así como otras actividades clandestinas relacionadas con extraños e inexplicables procesos de percepción extrasensorial y con la eliminación de entes y seres quiméricos. Recontravalió.

Ya todo ha vuelto a la muy normal, acostumbrada y inquebrantable cotidianidad en mi desprovista de fantasmas casa, ya no sucede nada que parezca anormal, raro, extraño o parasicológico. No sé, tal vez es mejor así. Ya veremos.

jueves, 15 de octubre de 2009

61. Poltergeist

Estoy convencido, no me cabe la menor duda; ya estuve investigando en internet, documentándome en bibliotecas, leyendo libros extraños y polvorientos, haciendo preguntas a personas que saben y conocen sobre el tema, realizando análisis y profundizando en el fenómeno.

El planteamiento de varias hipótesis y la indagación minuciosa y objetiva de cada una de ellas me permitió llegar a una drástica conclusión, créanme que me cuesta trabajo reconocerlo y aún más, darlo a conocer, pero siento que debo hacerlo, no tengo otra salida. La verdad es que en mi casa habita un poltergeist.

De plano, esa es la explicación más clara y certera que he podido hallar para dar una correcta explicación a la extraña serie de eventos que se han suscitado en los últimos días en mi casa. Luces que aumentan y disminuyen de intensidad, focos que explotan en pedazos, televisiones que se apagan y vuelven a prender, ventiladores que inexplicablemente aumentan de velocidad o disminuyen hasta detenerse completamente y sonidos extraños que surgen del refrigerador, entre otras inexplicables situaciones. Todo ello ha sido, en mi humilde morada, el común denominador de los últimos días.

El hecho no me alegra, por el contrario, trae a mi vida antiguos temores que resurgen desde aquellos años infantiles y revive añejos fantasmas que creía del todo desterrados; sin embargo, dado que no puedo darme el lujo de abandonar mi casa ni de contratar a un especialista que la exorcice o por lo menos la “limpie”, me di a la cotidiana faena de averiguar los métodos más eficaces para deshacerse de un poltergeist.

Antes que nada es mi deber informar de que se trata este singular caso: poltergeist: (de las palabras alemanas poltern: hacer ruido y Geist: espíritu), es un fenómeno parasicológico consistente por lo general, en ruidos o movimiento de objetos, atribuidos a espíritus, entidades malignas u otras causas no científicas.

Las historias que ofrecen poltergeists se centran típicamente en sombras, sonidos, latidos, golpes, pasos y la sacudida de camas sin un punto discernible de origen. Muchos relatos detallan objetos que son lanzados por las habitaciones, muebles que son movidos y hasta levitación de personas. Incluso se comenta sobre algunos poltergeists que hablan.

Se dice que este fenómeno surge cuando una persona muere en medio de un sentimiento profundo de ira, el cual se impregna en el lugar del fallecimiento. De acuerdo a una variante de esta hipótesis, los poltergeists y los fantasmas son meras impresiones o vestigios del alma, sin embargo, algunos han sido descritos como capaces de tomar forma y personalidad y manifestarse como entidades astrales no amigables que podrían tener la habilidad de afectar el mundo físico.

Lo que se me hace muy extraño es que en mi casa no se ha muerto nadie (mucho menos en estado de ira absoluta) al menos no que yo sepa, tampoco he sabido que los terrenos que ocupo hayan sido usados con anterioridad como camposanto o áreas específicas para la realización de aquelarres o ceremonias espiritistas. Entonces, ¿Qué pudo haber traído hasta estos parajes a tan enigmático ente? No tengo la menor idea.

Una vez definida la entidad a la cual me enfrentaría, me di a la tarea de averiguar la forma de deshacerme de ella. Me encontré que hay muchos métodos para eliminar un poltergeist, desde la contratación de médiums, brujos o chamanes hasta procedimientos que involucran el análisis de ectoplasma (supuesta emanación material con la que se forman las apariencias de fragmentos orgánicos).Ninguno de ellos me convenció.

Sin embargo descubrí un mecanismo más convencional, se dice que es preciso indagar en la casa hasta encontrar el refugio del poltergeist (existen instrumentos para determinarlo, en caso de no tenerlo podría usarse la extrema sensibilidad) y liberar la energía negativa acumulada en ese lugar. Esto se logra mediante un procedimiento llamado “Técnica de Liberación Emocional”. El método es tan sencillo como estimular una serie de puntos de acupuntura dando golpecitos con los dedos -algo que se llama "hacer tapping" - mientras nos mantenemos mentalmente enfocados en el asunto concreto a tratar.

Pues ya está todo listo y preparado para enfrentar a mi poltergeist particular (si vive en mi casa necesariamente tienen que ser de mi propiedad) Si alguien desea acompañarme a vivir tan extraño, insólito, peregrino y misterioso fenómeno, nada más que me diga y queda cordialmente invitado, será este sábado después del partido del Cruz Azul (traigan cervezas para darnos valor). No me hago responsable de los resultados.

miércoles, 14 de octubre de 2009

60. Ya valió

Pues si, resulta que tanto ejercicio me cobró su factura. No será un pagó tal alto como el que hubiese tenido que erogar si no estuviese haciendo ejercicio. Pero como reza la sabiduría popular: “pagar es pagar”. Ni modos.

Resulta que me lastimé mi brazo, el derecho, el que utilizo para escribir y para comer. Todo empezó el pasado lunes 5 de octubre, amanecí con el brazo entumido, pensé que había dormido mal (chueco, como decimos por aquí) pero el dolorcillo se prolongó y cuando llegué a la alberca simplemente no pude nadar más que una vuelta.

El maestro de natación me pidió que dejara de nadar por lo menos tres días y que paralelamente a eso suspendiera mis sesiones en el gimnasio y tomara algunos desinflamatorios. De acuerdo, me dije a mí mismo, seguiré las instrucciones para poder quedar bien y retornar a la senda del ejercicio.

Antes de continuar quiero aclarar que si bien el dolor estaba presente no se trataba de un gran dolor, en la escala del 1 al 10 digamos que andaría por el 3, de hecho no es persistente, sólo aparece cuando hago determinado movimiento, exactamente el que se necesita hacer para nadar, esto es, girar el brazo desde atrás y trasladarlo hacia adelante. Igualmente se presenta cuando levanto el brazo lateralmente (como si fuera a volar, esto es, con el brazo completamente extendido).

Mi teoría es que me lastimé en el gimnasio, debe haber sido al realizar algún ejercicio de hombro con mancuernas y probablemente no lo sentí al momento por que el cuerpo estaba en calor, pero al relajarse el cuerpo se presentó el problema.

El caso es que estuve una semana sin nadar, sin gimnasio y cuidándome de no hacer ningún esfuerzo con el brazo derecho (tampoco lo hice con el izquierdo). El lunes 12 de octubre me presenté a la alberca de nuevo, empecé a nadar tranquila y naturalmente: una vuelta a la alberca, dos con molestias, tres con dolor y a la cuarta abandoné.

Ya no esperé más, fui directamente al consultorio: placas de rayos X, desinflamatorios inyectados y en pastillas amarillas y blancas y un diagnóstico: tendinitis. A continuación lo que investigué al respecto.

“Los tendones son gruesas cuerdas fibrosas por las que los músculos se insertan en los huesos. Su función es transmitir la fuerza generada por la contracción muscular para el movimiento de los huesos.

La tendinitis es la inflamación de un tendón, esta una patología por sobreuso que provoca dolor y discapacidad en el hombro y parte superior del brazo, causada por la utilización de estas partes del cuerpo en tareas que son repetitivas y que con frecuencia incluyen movimientos del brazo por encima del plano del hombro.

Las actividades deportivas que se asocian con frecuencia a esta condición son los deportes de raqueta, la natación, los deportes de lanzamiento y el levantamiento de pesas. Cuando una persona aumenta su nivel de actividad demasiado rápidamente o entrena durante largos periodos de tiempo, los grupos músculo-tendinosos pueden inflamarse”.

Su tratamiento suele bastar simplemente con reposo y hielo. En caso de que el dolor persista mucho tiempo se recurrirá a antiinflamatorios, ultrasonidos y, si sigue, inyecciones de hidrocortisona. Ante esta lesión se recomienda entrenamiento progresivo adquiriendo fuerza gradualmente y sin excesos. Se debe evitar levantar pesos con el codo doblado todo el tiempo que dure la lesión”.


Pos ni hablar, a descansar por lo menos un mes o el tiempo que determine el doctor, en esta ocasión (y en las subsecuentes a partir de ahora) voy a ser obediente con todas las indicaciones médicas.

Me preocupa que la falta de actividad vaya a propiciar que suba de peso, no sé, cuidaré mi alimentación para evitar problemas, más me vale. Y pues, ya ni modos.