jueves, 18 de febrero de 2010

85. El embargo anunciado

Estoy convencido de que el 90 por ciento de los problemas de esta vida pueden resolverse a través del diálogo en cualquiera de sus variantes, llámese concertación, conciliación o establecimiento de acuerdos cabales de beneficio mutuo y de responsabilidad compartida (el otro 10 por ciento lo arregla un puntapié en el trasero).

Es a partir de esas negociaciones como podemos avanzar en el entendimiento recíproco y común, de hecho, la historia de la humanidad está fincada sobre esas bases, afianzada en los puntos de conexión entre dos inteligencias que sintonizan para resolver problemas, acortar diferencias, tomar decisiones o iniciar relaciones de carácter diverso.
Los ejemplos de estos acuerdos saltan a la vista, están por todas partes, sin embargo parece que muchas veces nos empeñamos en regresar a los tiempos en que los problemas se resolvían con el mazo, la horca y la espada, sin apreciar que en muchos casos, estos métodos traen consigo mayores pérdidas que posibles ganancias.

La anterior perorata viene a colación por lo siguiente: dejé de pagar mi coche en septiembre de 2006 porque yo pensaba que ya había cubierto el total de su costo. Nadie me dijo nada, nadie me habló por teléfono ni me envió documento alguno para sacarme de mi error, mientras yo me dediqué a vivir tranquilamente, a disfrutar del autito y a no pensar en nada más. De hecho, ni siquiera había ido a recoger la factura.

Tres años y medio más tarde, llega a casa una notificación de la empresa Corporación de Soluciones Administrativas y de Cobranzas avisándome que sería sujeto a un embargo en los términos de los artículos tal y tal del código tal y tal en virtud de haber omitido los pagos correspondientes al coche por el periodo antes mencionado (octubre de 2006 a la fecha) por lo cual acudirían a mi domicilio a “ejecutar un embargo de los bienes suficientes que garanticen las prestaciones reclamadas”. Para garantizar la ejecución del embargo podrían hacer uso de arrestos administrativos, rompimiento de cerraduras y uso de la fuerza pública.

Algunas llamadas después me certificaron que sí, efectivamente, tenía un adeudo, existía una cantidad que no había cubierto y, dado el tiempo que había transcurrido, sería sujeto a embargo si no lo saldaba a más tardar en dos días. El monto del adeudo: 55 pesos con 24 centavos.

Entonces se inició un conflicto en mi interior ¿Debo pagarlo o permitir que me embarguen? Pagar implicaría tener que trasladarme hasta el banco, después enviar por fax el recibo y llamar a la compañía para proporcionar algunos datos, eso se me hace muy pesado y tardado. ¿Qué podrían embargarme por esa cantidad? Comencé a hacer un rápido inventario de las propiedades que pudieran ser sujetas a un embargo por 55 pesos con 24 centavos:

Tal vez mis discos piratas de música ochentera; no, me dolería quedarme sin ellos, aunque ya los tengo grabados en la computadora. Ni hablar de mi video de los Bee Gees, ese es sagrado. Mi camisa patito de los gloriosos cementeros del Cruz Azul menos, sufriría sin ella, sería como quitarme la piel. Las lagartijas y soles que tengo colgados de la pared rebasan esa cantidad, lo mismo que el control remoto de la televisión, la cortina del baño y mi sillón de hamaca.

En el refrigerador tengo una canastilla de cervezas ... pero no, me costó 59 pesos. El bote de la ropa sucia puede cubrir perfectamente el monto del adeudo, pero me hace mucha falta, lo mismo que mis almohadas de balón de fútbol y mis chancletas. Tal vez se conformarían con el sombrero que me regalaron “Las diosas del Sol” hace tres carnavales o con mi disfraz de pinocho (aunque ya se me perdió la nariz, tal vez por ese hecho no lo aceptarían).

Tengo algunas cachuchas de pelotero que ya no uso, esas se las podrían llevar, o mi cepillo para el pelo, no lo utilizo desde hace tiempo. No creo que se pongan pesados si les doy mi bóxer de pingüinos de Madagascar, al cabo que no lo he estrenado. Mejor que se lleven mi libro de “Secretos de la dicha conyugal” ... sí, que se lleven ese libro, porque además nunca lo leí y ya para qué.

Pensándolo bien, mejor voy a leer un poco mientras hago la fila para pagar en el banco. Uno nunca sabe.

5 comentarios:

  1. jajajajajaja en vdd armaron tanto borlote x 55 pesos??? O.o k risaaa... jajajaja.. yo soi de la idea d k les des a andrea!! xD aunk mui probablemente t la dewelvan luego d pasar 10 minutos con eia U.u...

    x ciertoo!!!! ese boxer t lo regalamos nosotros!!! hum!!! no c los des...

    atte: mily

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  2. no pagues guapo, deja que siga adelante toda la inercia del sinsentido comun, me acuerdo cuando yo compre una videocasetera vhs en un peso siguiendo toda la tramitologia que este compra exiguia.
    no pagues, pero acuerdate que el embargo te lo haran por al menos 3 veces el valor de lo debido, asi que haz cuentas bien, haber que se llevan los condenados abogansters.

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  3. jajajaajajajajaja!
    tio lalooo!! mori de la risaaaa!!
    sobre todo cuando llegue al importe del adeudo...
    no no no, debo aceptarlo... casi me caigo de la silla cuando dijo que se llevaran el libro "secretos de la dicha conyugal" jajajajaja!!!!

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  4. Jajaja que risa, excelente entrada!

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