domingo, 16 de enero de 2011

125. La Basílica de Guadalupe

Hace algunos días, cuando aún estaba en Campeche, platicaba con una amiga acerca de mis planes para mi primer fin de semana en el Distrito Federal; realmente no tenía ninguno, de hecho, pensaba quedarme tirado en la cama esos días. Ella me sugirió visitar la Basílica de Guadalupe. La idea me gustó tanto que decidí que esa sería mi primera salida en el D.F.

Siendo realmente sincero, no fue mi primera salida. Antes, el mismo viernes a pocas horas de mi llegada al Distrito, quise ir a la oficina para practicar la ruta y medir los tiempos que durarían los traslados. También fui al supermercado a realizar algunas muy necesarias compras. Pero para efectos prácticos, esas salidas no cuentan realmente.

El domingo, unos minutos antes de las 10:00 de la mañana, y una vez analizada la ruta en mi mapa de las líneas del metro, inició la travesía hacía la Basílica de Guadalupe. El recorrido tardó una hora y media (más o menos) de la Estación Barranca del Muerto a El Rosario y trasbordar hasta la Villa. Fue un recorrido tranquilo, tanto que hasta me dormité un momento.

La única vez que había ido a visitar a la Morenita del Tepeyac fue hace más o menos 38 años. Me llevaron mis padres. No existía la Basílica nueva, sólo la que está chueca y la original, la que está en el cerro. Los recuerdos que tengo son de muchos peregrinos llegando de rodillas y los danzarines ataviados a la usanza de los aztecas.

Hoy muchos años después, son las mismas imágenes las que me reciben: hombres, mujeres y ancianos caminando de rodillas para llegar al altar, muchos de ellos cargando a sus niños enfermos (ellos pedirán salud) otros llevando a sus hijos sanos, estos van a dar gracias. Por otro lado, los grupos de danzantes aztecas (uno de ellos con celular en la cintura) desarrollando antiguos bailes en honor a la Virgen.

Respecto de la Basílica (la nueva) pensaba que era más grande, más alta, más imponente. No lo es, de hecho me pareció pequeña para la importancia que tiene en la vida de los mexicanos. Entrar fue un poco difícil, había mucha gente, muchos sentados en el suelo. Me alegró que justamente daría inicio la misa de las 11:00 decidí escuchar la misa y la ofrecí en acción de gracias por todos los dones que últimamente he recibido.

Por dentro la Basílica es otra cosa, enormes lámparas cuelgan del techo, grandísimos espacios dedicados a los cientos de arreglos florales que le llevan a la Virgen, finalmente, al fondo, el monumental altar y sobre este, flanqueado por una bandera mexicana, el ayate de Juan Diego con la Santísima Virgen de Guadalupe plasmada en él.

Después de participar en la misa, quise acercarme un poco al altar, no pude, la gente me lo impidió. Por otra parte, por detrás del altar apareció un monseñor y de inmediato inició la misa del mediodía.

La presencia de Juan Pablo II era manifiesta por cualquier lado, desde estatuas, placas conmemorativas a su visita, estampas, recordatorios en misa, hasta el papamóvil que es exhibido a un costado de uno de los templos.

Entonces decidí visitar la Basílica antigua, la que está chueca debido al hundimiento del suelo. Me impresionaron los cuadros y un sagrario ubicado a un costado del altar principal. Lástima que estaba cerrado al público, pero se podía observar a través de los barrotes de sus puertas. Es difícil describirlo, no sé si todo lo que brillaba en paredes y techo era oro. Fue impresionante.

El primer templo dedicado a la Guadalupana está en el cerro del Tepeyac, exactamente a las espaldas de la Basílica chueca, se llega a él por unas escaleras bordeadas de jardines repletos de rosales y fuentes que asemejan cascadas. Subir es complicado, por la gente y por los fotógrafos y vendedores de decenas de artículos con la esfinge de la Virgen.

El acceso al templo está resguardado por cuatro estatuas de tamaño natural de los Arcángeles: Gabriel, Rafael, Uriel y Miguel, ellos representan la fuerza, la salud, la protección y el mensaje de Dios. El templo es exageradamente pequeño, tal vez 10 metros de ancho y unos 30 de largo, las paredes están recubiertas de cristales que protegen las pinturas alusivas a las apariciones. Imposible poder entrar.

Altar de la Iglesia del Cerro
Entonces decidí que la visita había terminado, fue en ese momento que reapareció mi tradicional y clásica falta de ubicación y terminé perdido en un gigantesco mercado. De pronto me vi rodeado de imágenes, escapularios, rosarios, velas y todo tipo de productos alusivos al lugar. Pasillos y pasillos llenos de puestos y sin espacio para cruzar. Quise regresar y ya no hallé el camino. Intuía que estaba a un costado de la Basílica, pero no podía llegar a ella por una barda de láminas y por los puestos.

Los establecimientos de comida merecen renglón aparte, impresionante la cantidad de comida, enormes ollas de guisados: pancita, mole, pozole, cerdo en salsa roja y verde; tazones repletos de guacamole y chile, de salsas: mexicana, chiplotle y verde. Los olores se mezclaban, me seducían e invitaban. Me hubiese quedado a comer de no ser porque estaba perdido, no encontraba como salir del lugar y ya me estaba molestando y preocupando.

Finalmente pude salir y regresar hasta mi departamentito. Llegué con la cabeza llena de mexicanas y guadalupanas imágenes. Llegué tranquilo, había visitado a la Guadalupana, había dado gracias, había pedido y había ofrecido. No será mi última visita, pronto regresaré y espero hacerlo en la compañía de mis hijos. Así será.

3 comentarios:

  1. ke hermoso papiringow :D siii yo tengo muy leves recuerdos de cuando fuí al df, creo ke realmente lo recuerdo por las fotografias.. me alegra ke hayas ido a ver a la virgen :) yo todas las noches le pido ke te cuide mucho.. y siii ojalá en vacaciones podamos ir, sobretodo pk mis hermanitos no conocen por ahí..

    te kiero papi.. muacks!!

    mily

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  2. Gerardo, llegue a mi trabajo hoy lunes y lo primero que hice fue leerte, ha sido maravilloso revivir con tus letras la visita a la Virgen, es una paz incomparable la que deja ese lugar magico. A tus hijos les encantara ir, y dar gracias a Dios por tener a su lado a un ser tan excepcional como su padre. tqm
    chapis

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  3. Es impresionante dar un paseo por la Basilica de Guadalupe la primer vez que fui quedé realmente sorprendida e impactada de ver tanta gente dando gracias y pidiendo favores. Para mi fue un sueño hecho realidad ya que era casi imposoble para mi poder ir a visitar a la morenita del tepeyac hasta Mexico... Espero que pronto pueda volver a visitar a mi Guadalupana...

    Montserrath Guadalupe

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