miércoles, 10 de junio de 2009

22. Mis naikis

Ayer una amiga, a la que quiero mucho, me presumió sus nuevos tenis Nike. Me parecieron bonitos, eso me parece lógico porque son unos Nike y esos son mis zapatos deportivos favoritos, aunque debo reconocer, sólo he tenido un par. Pero lo importante del hecho es que me hicieron recordar un sentimiento, una emoción y una sensación del pasado.

La primera vez que escuché hablar de los Nikes, tenía alrededor de 16 años, tal vez un poco más. En esa ocasión fui al cine con mi amiga Verónica, veíamos una película que se llamaba “Copia al carbón”. El tema de la película es lo de menos, un muchacho negro y muy pobre que busca y encuentra a su padre, el cual es blanco.

Recuerdo que Verónica hizo un comentario con tono de ironía: “ese muchacho es muy pobre pero tiene sus Nikes”. De inmediato puse atención a los zapatos del artista, eran unos tenis blancos con la clásica palomita en color negro a todo lo largo del zapato. Recuerdo que pensé, yo quiero unos así.

Unos meses más tarde vi mis primeros Nike en vivo, estaban en casa de Verónica (su mamá viajaba a Miami y traía diversos artículos para vender, entre ellos, unos Nike) en esa ocasión, eran unos tenis blancos con la palomita de muchos colores. Los pude tocar, los olí, envidié un poco a quien sería el dueño de esos zapatos y nuevamente me propuse “Algún día yo tendré mis propios Nike”.

Y bueno, tardé mucho tiempo en tenerlos, ya casi tenía 25 años cuando al fin pude realizar mi sueño y tener mis propios tenis Nike (blancos, no tenía la palomita a todo lo largo, si no una muy pequeña en color rojo vino a la altura del tobillo).

Como podrán imaginar los cuidé con mi propia vida, cuando se ensuciaban los limpiaba con cuidado, si creía que podría llover no los usaba, si debía andar por caminos difíciles, pedregosos o con charcos, tampoco me los ponía. Estuvieron a mi lado cerca de 4 años. Fue difícil tener que deshacerme de ellos. Tuve que hacerlo porque a fuerza de uso y por más cuidados que les prodigué, finalmente tuvieron que rendir tributo a la naturaleza.

Nunca más he vuelto a tener unos tenis de esa marca, nunca más he vuelto a sentir en los pies la delicia del contacto y la comodidad de unos Nike. No tengo claros los motivos, tal vez porque son caros y he preferido unos de precio más accesible. Tal vez porque he querido ser fiel a aquellos tenis que un día fueron míos. Tal vez porque no se han dado las condiciones o simplemente porque no he querido.

Pero ayer, cuando vi los tenis de mi amiga, renació la vieja ambición de tener de nueva cuenta unos Nike. Si soy sincero, realmente no los necesito, es verdad, no me hacen falta, no salgo a correr ni a caminar (ya saben, la lata de mis rodillas y su añejo y constante dolor). Sin embargo sentí el deseo, la ansiedad, la necesidad, las ganas enormes e incontrolables de tener unos Nikes y poder ser feliz nuevamente.

Mañana voy a averiguar precios. Tal vez no los compre, seguramente no los compraré, pero podré diseñar un plan para tenerlos nuevamente. Mis pies merecen ser felices y yo quiero darme ese pequeño e innecesario lujo.

2 comentarios:

  1. Notese como la entrada viene antes del dia del padre y antes del cumple... ntc

    ResponderEliminar
  2. como le ago para diseñar mis propios tenis nike porque una niña llamada fatima no deja de fregar

    ResponderEliminar

Después de tu comentario escribe tu nombre para saber que eres tu.