Ahora que lo pienso, es increíble lo que pasó conmigo cuando estudié la primaria, estuve en 6 escuelas. Si, fueron 6 las primarias en las que estudié y todas entre el primero y el tercer año. Cómo fue que no me volví loco, no lo sé, tal vez si me volví loco y no me he dado cuenta, o simplemente no quiero reconocerlo.
Todo empezó en la población de Cárdenas, en el muy querido estado de Tabasco, ahí me inscribieron a primer año de primaria en la escuela “Fernando del Rio”. Era una escuela muy viejita, sus paredes acusaban varias capas de pintura que iban del rojo al azul y de ahí al verde, el resultado era una mezcla confusa.
Los salones no tenían paredes hasta el techo por lo cual era difícil escuchar al maestro, no recuerdo que eso me haya importado mucho. Lo trascendente fue que a mitad de año nos cambiamos a un edificio nuevo, con salones bien ventilados, con sillas y mesas nuevas y muchos patios con árboles. Eso fue muy padre.
Para el segundo año de primaria mi papá se había sido trasladado en su trabajo al puerto de Veracruz, por lo que toda la familia nos cambiamos para esa ciudad. Inicié el curso en una escuela cuyo nombre no recuerdo. Quedaba cerca de la casa en que vivíamos. Pero a pocos meses de iniciado el curso nos mudamos de casa y aquella escuela me quedaba muy lejos por lo que me cambiaron a la “Manuel C. Tello” donde concluí el segundo año y me inscribieron al tercero.
El problema con esa escuela fue que el maestro de tercer año, un hombre mayor, con avanzada calvicie y prominente abdomen que se apellidaba Mazahua, se la pasaba fumando enormes y muy malolientes puros lo que me perjudicaba en mi problema de asma. Eran otros tiempos, al maestro se le permitía fumar en un salón lleno de niños de siete años.
Para terminar de agravar la situación, el maestro empezó a asistir a clases en estado de ebriedad. Entonces mi mamá decidió que yo no debía continuar en ese salón, pero como era una escuela muy chiquita, solo había dos grupos de tercer año uno de niños y otro de niñas, la única opción era cambiarme de escuela.
A la vuelta de mi casa vivía el profesor Campos, él era director de una primaria y además era campechano y seybano (paisano de mi papá) y toda vez que se enteró del problema propuso que me cambiaran a la que él dirigía. Mis papás estuvieron de acuerdo y me pasaron a esa escuela. Tampoco recuerdo el nombre de esa primaria, sólo recuerdo que el maestro era también de Campeche.
El problema con esta escuela era que estaba muy lejos de mi casa, además me tocó asistir en el turno vespertino y como me iba a ella y me regresaba a casa con el profesor Campos y él no siempre regresaba de la escuela directamente a su domicilio (tenía reuniones de trabajo o hacia algunas diligencias) entonces yo llegaba a mi casa entre las 9 y 10 de la noche. Eso no le gustaba a mi mamá por lo que unas semanas después sugirió un nuevo cambio de escuela.
Me cambiaron a la primaria “Miguel Macías” una escuela ubicada en pleno centro de Veracruz y a la vuelta del banco donde trabajaba mi papá. Ahí tenía una maestra que de primera impresión daba miedo pero nunca fue mala, al contrario, siempre fue muy amable y paciente. El que si era malo era el maestro de educación física, él nos ponía a marchar y si no llevábamos el paso nos pegaba en las piernas con un poliducto.
Llegando el mes de mayo le comunicaron a mi papá un nuevo cambio de residencia en su trabajo. La buena noticia era que el cambio era a Campeche lo que significaba que regresábamos a nuestra tierra; la mala era que eso significaba un nuevo cambio de escuela.
Entonces llegué a la primaria “Adolfo López Mateos” de mi querido Campeche, ahí terminé el tercer año de primaria y también terminó el viacrucis de escuelas ya que permanecí en ella hasta terminar el sexto año.
Yo no siento ni creo que tantos cambios de escuela, ambientes, compañeros y maestros haya afectado mi comportamiento o mi sistema sicológico o que me hayan creado severos traumas. No lo creo, aunque pensándolo bien, tal vez por eso es que soy muy tímido y me cuesta un tanto relacionarme con los demás e integrarme a los grupos (de verdad que soy así, créanme).
Lo cierto es que hay muy pocas personas que puedan presumir de haber estudiado la primaria en 6 escuelas distintas, y todo como resultado de las circunstancias, no de la mala conducta.
Todo empezó en la población de Cárdenas, en el muy querido estado de Tabasco, ahí me inscribieron a primer año de primaria en la escuela “Fernando del Rio”. Era una escuela muy viejita, sus paredes acusaban varias capas de pintura que iban del rojo al azul y de ahí al verde, el resultado era una mezcla confusa.
Los salones no tenían paredes hasta el techo por lo cual era difícil escuchar al maestro, no recuerdo que eso me haya importado mucho. Lo trascendente fue que a mitad de año nos cambiamos a un edificio nuevo, con salones bien ventilados, con sillas y mesas nuevas y muchos patios con árboles. Eso fue muy padre.
Para el segundo año de primaria mi papá se había sido trasladado en su trabajo al puerto de Veracruz, por lo que toda la familia nos cambiamos para esa ciudad. Inicié el curso en una escuela cuyo nombre no recuerdo. Quedaba cerca de la casa en que vivíamos. Pero a pocos meses de iniciado el curso nos mudamos de casa y aquella escuela me quedaba muy lejos por lo que me cambiaron a la “Manuel C. Tello” donde concluí el segundo año y me inscribieron al tercero.
El problema con esa escuela fue que el maestro de tercer año, un hombre mayor, con avanzada calvicie y prominente abdomen que se apellidaba Mazahua, se la pasaba fumando enormes y muy malolientes puros lo que me perjudicaba en mi problema de asma. Eran otros tiempos, al maestro se le permitía fumar en un salón lleno de niños de siete años.
Para terminar de agravar la situación, el maestro empezó a asistir a clases en estado de ebriedad. Entonces mi mamá decidió que yo no debía continuar en ese salón, pero como era una escuela muy chiquita, solo había dos grupos de tercer año uno de niños y otro de niñas, la única opción era cambiarme de escuela.
A la vuelta de mi casa vivía el profesor Campos, él era director de una primaria y además era campechano y seybano (paisano de mi papá) y toda vez que se enteró del problema propuso que me cambiaran a la que él dirigía. Mis papás estuvieron de acuerdo y me pasaron a esa escuela. Tampoco recuerdo el nombre de esa primaria, sólo recuerdo que el maestro era también de Campeche.
El problema con esta escuela era que estaba muy lejos de mi casa, además me tocó asistir en el turno vespertino y como me iba a ella y me regresaba a casa con el profesor Campos y él no siempre regresaba de la escuela directamente a su domicilio (tenía reuniones de trabajo o hacia algunas diligencias) entonces yo llegaba a mi casa entre las 9 y 10 de la noche. Eso no le gustaba a mi mamá por lo que unas semanas después sugirió un nuevo cambio de escuela.
Me cambiaron a la primaria “Miguel Macías” una escuela ubicada en pleno centro de Veracruz y a la vuelta del banco donde trabajaba mi papá. Ahí tenía una maestra que de primera impresión daba miedo pero nunca fue mala, al contrario, siempre fue muy amable y paciente. El que si era malo era el maestro de educación física, él nos ponía a marchar y si no llevábamos el paso nos pegaba en las piernas con un poliducto.
Llegando el mes de mayo le comunicaron a mi papá un nuevo cambio de residencia en su trabajo. La buena noticia era que el cambio era a Campeche lo que significaba que regresábamos a nuestra tierra; la mala era que eso significaba un nuevo cambio de escuela.
Entonces llegué a la primaria “Adolfo López Mateos” de mi querido Campeche, ahí terminé el tercer año de primaria y también terminó el viacrucis de escuelas ya que permanecí en ella hasta terminar el sexto año.
Yo no siento ni creo que tantos cambios de escuela, ambientes, compañeros y maestros haya afectado mi comportamiento o mi sistema sicológico o que me hayan creado severos traumas. No lo creo, aunque pensándolo bien, tal vez por eso es que soy muy tímido y me cuesta un tanto relacionarme con los demás e integrarme a los grupos (de verdad que soy así, créanme).
Lo cierto es que hay muy pocas personas que puedan presumir de haber estudiado la primaria en 6 escuelas distintas, y todo como resultado de las circunstancias, no de la mala conducta.
En contraparte de la teoría de la Timidez derivada de los cambios de escuela, puedo decir, que a mi parecer, el comportamiento de una persona va cambiando en cada etapa de su vida. Y si es tímido ahora es porque así es la personalidad que trae de nacimiento, y no por las circuntancias de la Primaria. Yo fui muy diferente en cada etapa escolar. Uno en realidad puede moldear su personalidad a su antojo. Digo, es una probabilidad.
ResponderEliminarpobrexito mi papiringo k fue un niño nomada jejeje... pero ps al menos has viajado y vivido en varios lugares y por lo tanto conociste cosas nuevas... eso ha de ser padre.. jejeje besitos. mily
ResponderEliminarMe aventajas por 3 escuelas Gerard, yo estudie en la Ulises Sansores (Carmelo), Hector Perez Martinez y finalmente en la Ruiz Cortines, eso en cuanto a primarias, ahora bien el preescolar y kinder lo hice tambien en 3 diferentes, preescolar en Veracruz, "Cri Cri", el kinder lo inicie en San Francisco, no recuerdo el nombre del jardin de niños, para concluirlo en el "Carmelo", coincido contigo, tanto cambio de escuela, te impide integrarte a un grupo con rapidez..no es que sea timida, pero me lleva tiempo la integracion social..creo que por eso estamos igual de locos...jajaja!!!
ResponderEliminarPatricia.