sábado, 30 de mayo de 2009

18. Estoy pelón

Yo no tengo ningún problema por estar calvo. Lo digo de verdad, no tengo inconvenientes, ni preocupaciones, complejos o envidias. Soy un calvo feliz, de esos que disfrutan su calvicie, de los que no usan ninguno de esos productos milagrosos que hacen crecer el pelo ni piensan en injertos, implantes ni nada que se le parezca. Mucho menos en usar bisoñé.

No recuerdo exactamente cuándo se me empezó a caer el pelo, creo que fue alrededor de mis treinta años. Tampoco tengo en mi memoria el momento en que me concienticé que mi destino era ser calvo. Lo que sí recuerdo es que no me importó.

En realidad mi pelo siempre fue un problema para mí, lo tenía excesivamente lacio y por ese motivo difícilmente podía mantenerme peinado. Cualquier brisa me lo revolvía y quedaba con el fleco sobre los ojos. La única forma de mantenerme peinado era usando algún gel fijador (de niño usaba una crema que se llamaba wildroot, creo que ya no la venden) pero también me molestaba tener el cabello tieso.

Recuerdo que muchos de mi generación crecimos burlándonos de los pelones; en los años setentas los únicos calvos eran algunos ancianos y los chavos a los que no les quedaba más remedio que estudiar la secundaria en el Instituto Campechano y pagar la novatada. Hoy todo es distinto, se ven pelones por todos lados y de todas las edades. Eso tal vez sea bueno.

Cuando había pasado de los cuarenta mi cabello, dado que no crecía parejo, no alcanzaba a cubrirme completamente el cráneo, me veía medio pelón. Eso tampoco me gustaba mucho. Por lo que un sábado en la mañana fui a una peluquería y pedí que me lo cortaran a rape. Cuando salí de la barbería (así le decía mi abuelo a esos establecimientos) sentí un poco de frio en mi cabeza a pesar de que estábamos en pleno verano campechano. Bueno, no importa, era cuestión de acostumbrarse.

También tuve que afrontar algunas burlas por parte de parientes y amigos, pero las tomé con buena filosofía, de cualquier manera siempre me he reído de mí mismo, no veo por qué no reírme de estar peloncito.

Un tiempo después, el rape ya no fue suficiente y decidí quitarme todo el pelo, entonces ya no causó tanta extrañeza, por lo que no hubo mayores dificultades. Debo reconocer que al principio seguía usando shampoo, creo que por costumbre, después pensé que era una pérdida de dinero y de esfuerzo por lo que lo descontinué.

Y bueno, así ando desde hace un buen tiempo, pelón. Pelón pero feliz. Creo que así seguiré. ¿A alguien le preocupa? A mí tampoco.

4 comentarios:

  1. A mi me gusta cuando te pones cerita o cremita en tu cabeza,pasas tus manos como a panza de buda y es chistoso xD

    ResponderEliminar
  2. mi vidoooo!!!!! mi papiringou es un peloncito feliz =P jejejej...

    ya sabes, eres mas sepsi que manuel landeta ;)... y más, mucho más hombre =) jejeje..

    i love you papi!!!!

    mily

    ResponderEliminar
  3. Jajajaja!!!!!! Por mis pagos le decimos "pelon" a una fruta (mezcla de manzana y durazno, es como un durazno sin la pielcita "afelpadita" que lo recubre). Aqui en buenos aires a los que no tienen cabello se les dice "pelados" o "peluca de verano"!!!!! Jajajaja hay muchos que se pelan por gusto y algunos quedan muy buen mozos! Creo que es totalmente una cuestion de actitud como todo en la vida. Si uno se siente bien, se quiere, le busca el lado positivo y se acepta como es esa buena vibra y sensacion de seguridad se transmite a los otros y seduce!!!!!

    ResponderEliminar
  4. LOS PELONES SON INTELIGENTES AMIGO AURORA

    ResponderEliminar

Después de tu comentario escribe tu nombre para saber que eres tu.