domingo, 6 de febrero de 2011

130. El Cruz Azul

A principios de la década de los setentas, cuando el fútbol empezaba a ganar terreno dentro de mi ánimo, hubo un equipo que me llamó poderosamente la atención: el Cruz Azul, la máquina celeste. En esos tiempos, los también llamados cementeros ganaban campeonatos por racimos, tan solo en esos años obtuvieron 5 campeonatos de liga. Era la época dorada de los azules.

Sin pensarlo, me hice un aficionado más del Cruz Azul, cosa que generaba discusiones, peleas y revanchas con mi hermano (le va al América, ese es su único defecto) sin embargo, eso era lo que también le daba sabor a la vida familiar.

El problema de vivir en Campeche, una provincia alejada de la capital del país (sede del Cruz Azul) por más de 1800 kilómetros hacía casi imposible el hecho que yo pudiera asistir a ver los partidos de mi equipo favorito. Ya en mi época adulta, venía al Distrito federal solamente por motivos de trabajo y, o bien no disponía de tiempo para asistir a los partidos, o los días de mi permanencia no coincidían con el calendario de juegos.

De esa forma transcurrieron casi cuarenta años de ser aficionado a un equipo al que jamás había visto jugar en vivo, pero ese tiempo se acabó. Cuando trasladé mi residencia a la Ciudad de México sabía que el tiempo de ver a la escuadra de mis amores estaba cercano, era cosa de semanas.

Finalmente ayer, a eso de las cinco de la tarde, enfundado en mi camisa cementera, salí de mi actual hogar rumbo al Estadio Azul, tomé el metro Barranca del Muerto para descender dos estaciones después (San Antonio). A la salida de la estación, un policía me señaló camino: “Solo siga a la porra jefe”. Tomé una calle (no vi el nombre, ese fue un error) y a paso veloz avancé aproximadamente dos kilómetros.

Con lo primero que me topé fue con la Monumental Plaza de Toros México (aledaña al Estadio Azul, la casa de la máquina) la cual celebraba su corrida de aniversario. La plaza me pareció más grande de lo que me imaginaba, pero la estatua que adorna la entrada (un rebaño de toros de lidia conducida por un hombre a caballo) me pareció más pequeña.

Tuve que rodear la plaza de toros para poder llegar al Azul, tomé la primera taquilla y de acuerdo con las recomendaciones recibidas, compré un boleto en preferente A, fila j asiento 35, acceso por la puerta 24, ubicada al otro extremo.

Caminar alrededor del Azul fue como ir sintiéndome en la tierra prometida, como llegar a un lugar donde todo es amable y cálido; el recibimiento corre a cargo de decenas de puestos ambulantes donde es posible adquirir cualquier producto del equipo: gorras, sombreros, camisas con los colores oficiales (la azul, blanca y caqui, pero también en tonos rosas y verdes para las chicas) aplaudidores, globos, almohadas, banderines, fotos, calcomanías, chamarras y muchos objetos decorativos más.

Poco a poco entré al estadio y ahí estaba el pasto verde, las porterías a los extremos, las butacas azules, la zona de bancas, los aficionados todos con camisas cementeras, las cámaras de televisión, los túneles inflables que asemejan locomotoras azules. Al centro del campo un grupo de porristas (pensé que eran las famosas Celestes, pero no lo eran) y uno más pegado a la línea de banda.

Me sentí muy emocionado, yo hubiese querido compartir esa experiencia con mis hijos, todos ellos aficionados al Cruz Azul por voluntad propia (no hubo ningún tipo de condicionamiento ni programación, ni influencia). Las condiciones no fueron propicias pero más tarde o más temprano estaremos los cuatro ocupando esas butacas azules para apoyar a nuestro equipo. Entonces la felicidad será completa.

Mi lugar estaba ubicado casi al centro del campo, en dirección a la banca de los cementeros, y casi a mitad de altura, era un lugar cómodo que me permitiría ver perfectamente el desarrollo del juego. Como a las 6:10 saltaron a la cancha los equipos para hacer sus calentamientos. La afición vitoreó a los azules y silbó a los Jaguares de Chiapas.

20 minutos después hicieron su aparición las porristas de los cementeros, las llamadas Celestes (estas si eran las auténticas) la afición volvió a gritar, a su salida un grupo de fotógrafos y camarógrafos las rodeó. Flashes y poses por todos lados, entrevistas, autógrafos, las 12 chicas estaban prácticamente acorraladas. Cuando pudieron liberarse del acoso empezaron a hacer su trabajo de apoyo al equipo.

Para entonces ya las candilejas del estadio se habían encendido y los equipos terminado su calentamiento. Cinco minutos antes de las siete saltaron a la cancha y el partido empezó.
Justo en ese instante una llamada a mi hijo para que escuche en el teléfono el ambiente y un mensaje a los amigos cementeros en Campeche. Posteriormente todo fue gritos de apoyo, cánticos de la porra (Olé olé olé, olé, olé olá cada día te quiero más…) y finalmente el primer gol. El grito se levantó desde la cancha hasta las tribunas y llenó por completo la ciudad. En el segundo tiempo otro gol selló la victoria.

El término del partido coincidió con la finalización de la corrida de toros en la Monumental por lo que la aglomeración de personas fue impactante para mí, eso me hizo perder la ubicación y nuevamente y para no variar, terminé perdido en las calles del Distrito Federal (esto no puede seguir así) lo bueno que una muchacha me indicó en forma clara la forma de llegar al metro y listo.




Así terminó mi primera visita al Estadio Azul, la casa de los cementeros, los celestes, la máquina del Cruz Azul. Pronto volveremos para seguir apoyando y reconquistar el campeonato de la liga, tan esquivo para nosotros en los últimos años.

4 comentarios:

  1. ayyy Gerardo, anoche estuve cerca de mandarte un txto, para saber si llegarias sano y salvo a tu depa..tienes razon, no puedes seguir "perdiendote"!!! comprate un GPS!!! o usa la aplicacion que tiene el Black, saludos

    Patricia

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  2. mi vidooooo!!! papiringow tu le diste wena suerte al ekipo :D jejeje.. y sii ojalá pronto podamos ir todos juntos.. sólo ke tendré ke esconderme de lo directivos porke cuando me vean kerrán ke sea una de las chicas celestes xD jajajajaja.. ntc :)

    besitos..

    mily

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  3. mi vida papi!! :) por fin se te hizo de conocer el estadio AZUL!!! esperoo qe algun dia pueda ir.. si es qe no me mareo jajaja! te amooo<3 y me siento feliz porqe lo conociste! besitos.. cuidate :D

    Andy

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