Ir al gimnasio, mejorar la condición y el rendimiento físico y sociabilizar a través del ejercicio; todo eso está bien, de hecho está muy bien. Pero tiene algunos inconvenientes, todos ellos relacionados con la inversión del tiempo que se dedica a tan sanas y necesarias actividades. Y es que llego tan cansado y tan tarde a lo que llamo casa, que no me quedan muchas ganas de escribir o de actualizar esta cotidiana y electrónica bitácora.
Resulta que, dada la jornada laboral, voy llegando al gimnasio cerca de las ocho de la noche; lo que sigue es cambiarme de ropa, hacer ejercicios cardiovasculares y después los que involucran a las pesas, mancuernas, poleas y otros aparatos. La rutina se termina pasadas las nueve y media de la noche (una hora que todavía se puede considerar civilizada y segura dadas las condiciones de esta enorme ciudad) y de ahí debo invertir unos 15 minutos para llegar caminando a la casa.
Lo que sigue es poner a secar la ropa sudada, bañarse y preparar la maleta para el día siguiente (misma que debe contener tenis, calcetas, pantalones deportivos, camisa para hacer ejercicio, camisa para salir del gimnasio, sudadera, hombrera, portatraje y una sombrilla, así como boletos del metro) cenar al mismo tiempo que checo el correo electrónico, la televisión y el Facebook.
Ya para entonces son más de las once de la noche y el cansancio y el sueño empieza a hacer presa de mí. Pero todavía no me puedo dormir, falta preparar la ropa para el día siguiente, planchar la camisa, lavar trastes y acomodar la cocina (esto último es muy rápido porque la cocina es muy chiquita) y entonces sí, todo está listo para dormir.
Dada esta carga de actividades, comprenderán que no me queda mucho tiempo para escribir, pero hago el esfuerzo y algunas veces tecleo algunos párrafos. De hecho tengo lista una entrada desde el cuatro de mayo (con esta serán dos que tengo pendientes) pero no la he podido subir por falta de tiempo.
También es culpa de Blogger, la página que da cobijo a mis bitácoras electrónicas, porque en ocasiones dificulta el acomodo de los textos y las imágenes de tal forma que no quedan como yo quiero. Eso me molesta. Sin embargo haré esfuerzos para mantener este espacio con información actualizada acerca de los vericuetos y giros extraños que da mi vida por estos lugares del Anáhuac.
Me preocupa sobre todo el Blog de los “Apuntes en fuga” porque los artículos que lo alimentan están un poco más elaborados y requieren de una mayor inversión de tiempo, pero bueno, ya veremos cómo le hago.
Por otra parte, la extensión de los textos también ha aumentado, antes estas misceláneas entradas eran de una cuartilla de extensión, ahora se llevan dos o hasta un poco más; en tanto los Apuntes en fuga antes eran de 2 cuartillas de largo, el último que hice fue de cuatro. Eso ya me parece excesivo. Debo reconsiderar y ser más breve en lo que escribo. Esa puede ser una buena idea para resolver el problema del tiempo.
Hola gracias por escribir para cada uno de nosotros, para mi es tan dificil, que cuando encuentro a alguien que escribe coherentemente, no me pierdo y lo leo, un abrazo Gerardo y no dejes de escribir, que me gusta mucho leerte y recorrer, vivir lo que plasmas, gracias y buenas noches, un abrazo
ResponderEliminarGracias por darte el tiempo de escribir tu blog, tus cuatro lectores siempre estamos al pendiente de tus peripecias en la gran ciudad, asi que, tienes un serio compromiso con la comunidad. No haz intentado escribir en el baño? o en el metro? o en los momentos vacios de la jornada de trabajo?, bueno, son posibilidades para ganarle un poquito de tiempo al tiempo,,,,,saludos y que la sigas pasando superbien...estamos en contacto.
ResponderEliminarke bueno ke aun encuentras tiempo para escribir en tu blog tioo! no dejes de hacerlo , lo disfruto mucho! aunke pienso ke deberias escribir sobre tu sobrina mas hermosa (no maria, no ana sofia ni ninguna ke tengas perdida x ahi) sobre miii!! =) t kiero tio!
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