¡Nos eliminaron otra vez del Mundial de Fútbol! Otra vez nos quedamos sin jugaran el dichoso quinto partido, otra desilusión y humillación nacional, otro regreso lleno de fracasos y frustraciones, otro grito que ha quedado ahogado y enterrado en medio de la tristeza y desolación de millones de mexicanos que soñamos con algo más.
No tiene ningún caso buscar culpables ni señalar los principales yerros en que incurrió la Selección Mexicana de Fútbol. Simplemente la historia se repitió y nos volvió a mostrar la cara dura y cruel de nuestra realidad en ese tan venerado deporte. Así ha sido en los últimos 5 mundiales, así han sido los últimos 25 años de nuestro universo futbolístico.
Los analistas de la televisión se esfuerzan por señalar los motivos del fracaso: el entrenador y sus estrategias y tácticas de juego, tal o cual jugador y sus continuos desatinos con el balón, la Federación Mexicana de Fútbol y sus turbios y grises procedimientos, los clubes de fútbol profesional que no explotan sus juveniles canteras e incluso han llegado a cuestionar las políticas gubernamentales en materia deportiva del país.
Todo eso me parece un exceso, un desperdicio de tiempo, de esfuerzo y de horas hombre (creo que el tiempo de televisión se podría usar de mejor manera) no tienen que batallar tanto cuando la verdadera razón de los fracasos en materia de fútbol está a la vista de todos los que durante años hemos sido fieles seguidores de este deporte.
Todo es simple: los mexicanos no nacimos para jugar fútbol. Punto, no hay más, no se taladren el cerebro ni pongan a trabajar horas extras a sus atolondradas neuronas. Los mexicanos no nacimos para jugar fútbol, sencillamente no está en nuestros genes, no forma parte de nuestra estructura anatómica, no está dentro de nuestros mapas mentales ni está dentro de nuestra herencia cultural; por tanto, por más que nos esforcemos y luchemos, los resultados serán siempre los mismos.
Las pruebas saltan a la vista, si jugamos contra europeos, africanos, asiáticos, sudamericanos, caribeños e incluso centroamericanos, ellos siempre son más altos, más fuertes y más rápidos que nosotros, ellos siempre tienen ventajas físicas, siempre destacan más que nosotros, siempre juegan mejor que nosotros. Eso refuerza más mi teoría.
Los mexicanos somos muy buenos para otras cosas, tenemos muchas fortalezas y muchos aspectos positivos: destacamos tanto en las ciencias como en la tecnología, la administración y las artes. Somos buenos para construir pirámides e inventar civilizaciones extrañas.
También somos excelentes anfitriones y le ponemos ambiente a las fiestas; somos los mejores para alburear y vacilar a los semejantes y para inventar pretextos y situaciones falsas; por si fuera poco, somos románticos, trovadores, enamorados irremediables y excelentes en las artes amatorias. Así es nuestra forma de ser y no hay más que hacer.
Lo que debemos hacer entonces es dedicarnos a explotar esas ventajas, para qué le buscamos en terrenos que nos son totalmente desconocidos; dejemos que se enreden con el balón los brasileños, alemanes, argentinos, italianos, uruguayos y toda esa gente que como única habilidad dada por Dios es simplemente patear un balón.
Ellos pueden dedicarse a esas cosas vanas y simples, nosotros nos ocuparemos de las situaciones complejas, difíciles, aquellas que comprometen las partes centrales y medulares de cerebro y que exigen esfuerzos físicos y emocionales del orden sobrenatural; tengo claro que así es como lo han decidido los Dioses que habitan más allá de los estadios, mucho más allá de las hordas que se pintan y gritan y ondean banderas a favor de cualquier equipo.
Por todo lo anterior me atrevería a pensar que nuestra participación en los mundiales de fútbol debe ser con el estricto objetivo de investigar la conducta humana, de analizar el comportamiento de las masas, de obtener conclusiones sensibles a través de la observación de otras culturas y, a través de ese estudio, determinar los roles que cada país debe tomar en el concierto de las naciones.
Por todo eso, hago un llamado al pueblo de México para que asumamos nuestro papel como ordenadores y animadores del mundo y nos olvidemos de las camisas sudadas, balones desinflados, redes destrozadas, ilusiones maltrechas, tristeza generalizada, llanto y dolor por eliminaciones y otras situaciones que nos afectan el ánimo y marchitan nuestras ilusiones.
Tenemos tiempo para replantear nuestras metas y la visión general que como mexicanos tenemos de nosotros mismos. Al cabo que todavía estamos a 1442 días para el Mundial de Brasil 2014, donde seguramente, no solamente jugaremos el quinto partido sino que además seremos campeones del mundo de fútbol. He dicho.
mmmm.. ps yo digo ke lo ke le ac falta a la seleccion nacional es una D.T. MUJER! para ke los meta en cinturay c los ponja parejos...
ResponderEliminarlos hombres les tienen mas respeto a sus mamás, por eso es tan importante la imagen de una mujer ke los guíe e ilumine por el camino de la victoria y ke cuando jueguen mal les aviente en la cabeza un taconazo abr sino aprenden xD jajajaj..
atte: mily
padrisimooo!! super reflexion!! lo maas atinado a la realidadddd!!!
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