Caminábamos despreocupadamente por la Avenida Reforma, era sólo caminar, sin ningún rumbo específico; de pronto nos encontramos frente a un extraño y misterioso negocio: pisos, paredes y techos en color negro, iluminación tenue, dos guardias en la puerta. El nombre del negocio: R432.
¿Es un bar, un table dance, un antro o qué es? Ante la extrañeza y los comentarios los guardias se acercaron a nosotros y nos aclararon: Son las oficinas de comercialización de uno de los nuevos rascacielos que están en construcción en la ciudad de México ¿Gustan pasar a conocer el proyecto?
Por supuesto que entramos, nos acomodaron en una exclusiva y moderna sala tipo lounge decorada en tonos carmesí y provista de la mejor tecnología de proyección y digitalización; el despliegue de imágenes iba de una pantalla a otra, las cibernéticas explicaciones alababan las bondades y ventajas del proyecto, todas ellas relacionadas con la ubicación, altura, vista panorámica y plusvalía del lugar.
Su nombre, R432, hace alusión a la dirección en que estará ubicado: Avenida Reforma No. 432 exactamente frente al monumento a la Diana Cazadora, es decir, en el corazón de la Ciudad de México. El rascacielos de 214 metros de altura (apenas 11 metros más bajo que la Torre Mayor, el edificio más alto de Latinoamérica) incluye centro comercial, oficinas, club social, pisos habitacionales y un hotel que ocupará los últimos 12 pisos.
Añadan además: gimnasios, salones para eventos, centro de negocios, salones de juego para adultos y para niños, albercas techadas y al aire libre, terrazas, restaurantes, estacionamientos y más y más y más cosas.
Respecto al área habitacional ¿Quieren conocer el departamento muestra? Claro que si señorita, también queremos hablar de precios. No se preocupe señor, es su momento les proporcionaré esos datos. De acuerdo, muy amable.
El dichoso departamento muestra tiene una extensión de 67 metros cuadrados, en otras palabras, es muy pequeñito; pero está cuidadosa y delicadamente decorado, me gustaría decirles que el estilo es minimalista pero no estoy seguro de que lo fuera. Trataré de describirlo.
Contrario a lo que se pueda pensar y a todos los cánones establecidos por la tradición mexicana para el acondicionamiento de domicilios, casas habitación, residencias, mansiones y establecimientos similares dedicados a la estancia de seres humanos, la entrada principal da directamente a la única recámara del departamento.
En caso de que yo fuera el propietario de este departamento me tendría que ver obligado a tener todo en orden, ya saben: la cama hecha siempre, nada de calzones en el suelo ni zapatos y calcetines regados por todos lados, nada de usar sillas como eternos percheros, nada de latas de cervezas bajo la cama, nada de nada. Todo en absoluto y escrupuloso orden para cuando lleguen visitas. Porque siempre llegan visitas y hay que dar buena imagen.
Continúo, no más entrar al departamento y te encuentras de frente con la recámara (como ya había mencionado) su respectivo closet y una puerta que conduce al baño, mismo que pasa por detrás de la cocina y conecta por una segunda puerta con la sala. La pequeña pero perfectamente acondicionada cocina incluye refrigerador, estufa, lavadora, todo ello oculto tras discretos y elegantes gabinetes; la cocina se completa con una mesa y cuatro sillas. Al fondo la sala, la cual luce cierta amplitud. Eso es todo.
La pared del fondo de la sala es, o mejor dicho será, un enorme ventanal que, dependiendo del piso que se ocupe, dará una vista panorámica distinta. Otra vez la tecnología al servicio de las ventas, en esta ocasión el ventanal de muestra se convierte en una enorme pantalla para que podamos apreciar las diferentes vistas que tendremos de acuerdo al piso que ocupemos:
En el piso 14 la panorámica es nula, el edificio de enfrente no deja ver nada, obviamente esos departamentos son “muy baratos” y por lo general se compran para darlos en alquiler. La panorámica del piso 42 es esplendida: la Torre Mayor, el bosque, castillo y lago de Chapultepec, la ciudad de México en pleno hasta sus confines (podría quedarme horas viendo ese tan urbano pero bellísimo paisaje). Estos últimos departamentos son “más caros”, pero con una tremenda plusvalía.
Entiendo perfectamente lo que significa “más barato” y “más caro”, pero en estos momentos esos términos no me dimensionan en nada la escala de cotizaciones en que se tasan estos inmuebles. Por ello insistí, pero creo que no debí hacerlo.
Resulta que “más barato” significa alrededor de 450 mil dólares (más de 5 millones 300 mil pesos) y “más caro” representa la impresionante suma de 1 200 000 dólares (¡Un poco más de 14 millones de pesos!).
De lo más profundo e íntimo de mi alma y de mi corazón surgió la peninsular expresión “¡Pasu mecha!”. Pero no la dije, solo alcancé a mencionar usando mi tono de voz más elegante, refinado, selecto y distinguido: “Déjenos pensarlo y discutirlo señorita y yo le llamo mañana para confirmarle cuántos departamentos necesitaremos”.
Acto seguido, mis acompañantes y yo decidimos retirarnos del lugar por lo cual nos despedimos cortésmente, aceptamos uno de sus folletos, ensalzamos las bondades del proyecto, nos mostramos sorprendidos y complacidos con el diseño vanguardista que lucirá el edificio y abandonamos sus confortables, lujosas y obscuras oficinas.
Una vez fuera del lugar, los comentarios no se hicieron esperar: excelentemente decorado el departamento, el esbelto edificio lucirá esplendido, cuánta elegancia y confort. Señores les propongo algo, olvidémonos del asunto y vayamos por un café. De acuerdo.
Yo quiero dos departamentos!
ResponderEliminarFelicidades! Muy buena reseña
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