domingo, 27 de diciembre de 2009
73. Un día gris
domingo, 20 de diciembre de 2009
72. Las canastillas, un éxito
sábado, 19 de diciembre de 2009
71. Actualizaciones navideñas
sábado, 12 de diciembre de 2009
70. La rama
miércoles, 9 de diciembre de 2009
69. Las canastillas

jueves, 3 de diciembre de 2009
69.La Trinidad
El artículo en cuestión describe al Centro Vacacional La Trinidad, propiedad del Instituto Mexicano del Seguro Social y que opera en lo que fuera una antigua fábrica textil. Además de la belleza del edificio en cuestión, llaman la atención la alberca techada, el museo, la capilla y los enormes jardines sembrados de pinos que rodean el conjunto vacacional.
Por alguna extraña razón, los edificios y casas antiguas siempre me han gustado, trato de imaginarlos en sus mejores tiempos, en su época de mayor esplendor y riqueza, pienso en las personas qu
Intento adivinar la distribución de los espacios, la decoración de sus paredes, los muebles y enseres personales que llenaban las habitaciones. Me recreo en el mar de historias que se ocultan en sus muros, en sus secretos escondidos, en las vidas que testificaron.
Eso fue precisamente lo que me pasó en La Trinidad, al caminar en sus pasillos pensaba en la cantidad de obreros que trabajaron en esas instalaciones, en los esfuerzos que se quedaron impregnados en el ambiente. En la lucha incansable para sacar adelante un día más de trabajo después de una pesarosa jornada laboral de 15 o 16 horas.
Por doquier se encuentran viejos telares industriales que hoy solo sirven de decoración, me imagino esa maquinaria produciendo metros y metros de una mezclilla de tal calidad que no era difícil que fuera a parar a maquiladoras en los Estados Unidos y otras partes del mundo.
En La Trinidad resultó muy divertido el contraste entre los que tenían la suerte de nadar en la alberca techada y climatizada y los que, a unos cuantos metros, caminábamos abrigados con chamarras y bufandas.
Otra situación curiosa, pude notar que los empleados del centro vacacional realizaban los preparativos para colocar los adornos navideños, para ello sacaron de su caja un enorme pino de plástico que seguramente se verá fuera de tono frente a los muy hermosos y numerosos pinos naturales que adornan los jardines del lugar. Pero así son las cosas cuando se acerca la navidad.
No sé exactamente cuándo se publicará el artículo de La Trinidad (el periódico lo decide) pero espera que lo puedan leer, sea en el periódico o en el blog. Estaré pendiente.
martes, 1 de diciembre de 2009
67. Miscelánea II
Cada uno de estos temas se deberán de convertir invariablemente en una entrada de blog; el escribirlos servirá de guión y tendrá un efecto de motivación, inspiración y compromiso con el ejercicio de redacción, esto es, debe

Inicialmente debo señalar que detrás de la puerta de mi cuarto encontré una lista de propósitos que escribí para el año 2006, será interesante hacer una revisión de esas intensiones y verificar si cumplí alguna de ellas y notar cuántos pendientes tengo. Ese será un buen tema, además estamos próximos a la fecha en que nuevamente tendremos que establecer objetivos, en esta ocasión para el año 2010.
Por otra parte, la semana pasada estuve en un curso en el centro vacacional La Trinidad. Ese lugar, ubicado en el estado de Tlaxcala, es por demás interesante, era una antigua fábrica textil convertida en hotel, ya les contaré con calma acerca del lugar.
El curso al que asistí se refiere a evaluaciones de calidad, ese tema deberá convertirse en mi próximo artículo para el periódico y por consiguiente en una entrada para “Apuntes en Fuga”. La capacitación es un tema que tengo pendiente desde hace mucho tiempo, baste señalar que tengo 20 años trabajando en ello.
¿Recuerdan un artículo que escribí el año pasado acerca de las canastillas para María? Pues ya andamos en eso nuevamente, eso deberá ser un nuevo artículo para el periódico, esta vez con un nuevo cariz, y es urgente hacerlo porque el tiempo de navidad ya está muy cerca. Creo que escribiré primero sobre esto y después lo de la capacitación.
Y en el tintero hay más cosas que espero ir desahogando poco a poco, debo esforzarme por escribir, de hecho, no me ocupa mucho tiempo, desde que empecé a escribir esta entrada han transcurrido poco más de 6 minutos. Debo aprovechar esta facilidad. Ya veremos.
lunes, 16 de noviembre de 2009
66. La competencia
Todo lo anterior fue parte de mi participación en la Segunda Carreta Caminata Atlética Matutina IMSS 2009, la cual se realizó para promover la cultura de la salud y la prevención de enfermedades. La competencia se dividió en dos ramas, carrera y caminata. Yo me inscribí para caminar 3.5 kilómetros (recuerden que no puedo correr por mis operadas rodillas y además porque hace mucho que no corro ni siquiera para alcanzar el camión o a alguna rubia de sugerentes formas).
Y ahí estábamos, formados en el malecón junto a más de 550 personas de todas las edades, condiciones y géneros. Había atletas profesionales, amateurs y personas que solo iban por pasar un rato caminando junto a la familia. Estaban también, personas de la tercera edad e incluso algunos con capacidades diferentes (discapacitados, en realidad no sé cómo llamarles sin que se escuche peyorativo). Unos correrían 7 kilómetros, otros 3.5 y los más, caminaríamos.
Edoardo y yo nos formamos un poco detrás del grupo (fue una novatada porque teníamos libertad de ponernos al frente del pelotón de caminantes) pocos metros después de iniciada la competencia nos dimos cuenta del error. Nos propusimos apurarnos para adelantar lugares. Cuando íbamos a la mitad de la competencia ya nos acercábamos a los primeros lugares.
Pero entonces empezó el relajo, los competidores que acabábamos de rebasar nos adelantaron corriendo. Los jueces hicieron caso omiso a esa falta. En un rato más, la mayoría de los competidores de caminata corrían, otros más cortaron camino. Yo también hubiese corrido, pero como no puedo hacerlo, me resigné a seguir caminando junto a mi hijo hasta llegar a la meta.
No me molesté mucho, sólo un poco, pensé que el espíritu de la competencia era fomentar la salud, pasar un rato juntos, hacer ejercicio y divertirnos. Eso fue lo que hicimos, por tanto el objetivo se cumplió. Lo comenté con mi hijo y él estuvo de acuerdo.
Pero pudimos haber ganado. Ni modos, será para la próxima.
sábado, 7 de noviembre de 2009
65. El artículo

Decía que me agradó el mencionado artículo, y no solo quedé satisfecho con la forma y el fondo, sino también la manera en que lo trabajé. Ya he mencionado en entradas anteriores que cuando hay inspiración los párrafos parecen escribirse solos; cuando no, es preciso ocuparse y afanarse, armarlo con cuidado, cambiar el orden de las ideas, aplicarse mucho hasta que finalmente nos quede un escrito que llene nuestras propias expectativas.
Esto último fue lo que sucedió. Inicialmente yo quería escribir algo con mucho color, que retrate la esencia de una de las más pintorescas tradiciones mexicanas, ironizar sobre la muerte, describir los altares y el sentir de nuestro pueblo. Pero el artículo se fue deslizando por otros causes y yo me dejé conducir, nunca opuse resistencia.
De tal forma que lo que inicialmente sería la referencia para introducirme al tema, se convirtió en el asunto principal. Esto es, terminé describiendo al cementerio de Seybaplaya y su relación con mi familia paterna. El cambio en la temática no me importó mucho, porque considero que lo que sería un artículo un tanto impersonal se convirtió en un escrito íntimo, familiar y un poco emotivo.
Esto último hizo que pasara por alto una anécdota curiosa de la última visita a dicho cementerio. Sin proponérselo, mi hermano Juan destapó un osario y descubrimos la osamenta completa de un cristiano. No se me ocurrió averiguar el nombre del propietario de dicha osamenta. La cubrimos rápidamente y emprendimos la retirada.
La narración e inclusión de este hecho podría haberle dado color y humor al artículo, pero reconozco que no encontré el espacio indicado para plasmarlo ni los correspondientes puntos de enlace. Por ello y porque el carácter del artículo lo hacía innecesario, decidí su exclusión.

miércoles, 4 de noviembre de 2009
64. Formas

Tengo dos temas para el periódico, uno se refiere a las tareas que realizo en mi trabajo, ya saben, lo de la capacitación y todas esas cosas. El otro tema me entusiasma un poco más, se refiere al día de los muertos.
El proceso para desarrollar un tema no siempre es el mismo, a veces fluye ligero y ágil, entonces no tengo problema porque en un rato lo escribo; se arma solo, no hay que forzarlo ni buscarle mucho. Tal vez es cosa de inspiración y de lo relacionado que yo pueda estar con el contenido. Cuando esto sucede es muy fácil escribir.
Hay otros temas que me cuestan un poco más de trabajo, esos tengo buscarle más, reescribir párrafos, corregir varias veces, modificar el orden de las ideas; releer y releer hasta encontrar las formas que determinen el escrito. Hay otros temas donde de plano necesito documentarme para poder desarrollarlos, y eso no es necesariamente malo o inadecuado. Cuando esto sucede es muy difícil escribir.
En ocasión de lo que quiero redactar (acerca del día de muertos) las dificultades estriban en el hecho de que me gustaría un artículo lleno de color, de sabor, de los olores que inundan esta época y de todas las tradiciones de nuestros pueblos.
Ya tengo la idea central, quizás hasta la entrada y alguna anécdota que desarrollar. Eso es un avance significativo pero me falta un chispazo generador, un toque de inspiración que me proyecte directamente sobre la máquina (computadora) y me haga escribir y escribir hasta terminar.
No tengo plazos, puedo esperar; pero no quiero hacerlo por mucho tiempo. Eso debe ser entre mañana y el viernes. ¿Qué hacer si no llega la inspiración? Hay que escribir por obligación, por dedicación. Eso es lo que haré. Espero que salga un buen artículo, ya veremos.
sábado, 24 de octubre de 2009
63. Mi silencio

A ratos, descubrirás que todos los sonidos atesoran en su corazón una carga sustantiva de silencios, de esos silencios limpios y claros que se refugian cansados tras los roperos antiguos y se enganchan en las paredes de la casa de los abuelos. Son esos silencios que huelen a chocolate y canela, al agua de colonia, yerbas y pétalos de rosas.
Así es mi silencio y a mí me gusta ese silencio, me dejo atrapar por él, no me resisto, me dejo conducir y permito que me arrastre hasta sus jardines secretos. Ahí hemos sido felices muchas veces. Ahí hemos sido culpables y cómplices. Ahí hemos crecido, hemos muerto y resucitado juntos.
Mi silencio tiene muchas voces, pero siempre habla quedito, con voz tenue y mansa, como un murmullo que se destila bajo las puertas y perezoso se escurre hasta mí. Lentamente, su voz lo invade todo, se acomoda y descansa. Entonces tengo que callarme y poner atención para poder escucharlo. No habla mucho, pero dice muchas cosas.
A mi silencio le gusta vagar por las calles obscuras de la ciudad dormida, le gusta sentir el frio y contemplar la luna. Disfruta del romance y de los secretos y a veces, sin siquiera darse cuenta, roba suspiros a la noche y algunas lágrimas a la vida.
Cuando se agota de rondar sin rumbo, a mi silencio le da por hace poesías, de esas poesías perturbadas que jamás encuentran la rima y la armonía, pero a él eso no le importa y a mí tampoco; porque en el silencio de sus viejos poemas, yo encuentro la música y el ritmo del silencio.
Así somos los dos, un poco niños, un poco sueños. A veces músicos y cantantes, a veces locos, vagabundos y borrachos. En ocasiones enamorados y hasta sentimentales, jocosos e inmorales; amigos y rufianes, aventureros y religiosos, profundos y superficiales. Pero siempre, siempre juntos. Así le gusta al silencio y así me gusta el silencio.
sábado, 17 de octubre de 2009
62. Falsa alarma

Por un lado me siento aliviado de no tener que lidiar con existencias provenientes del más allá; por otro lado me siento un poco abatido (me entusiasmaba la idea de luchar contra fuerzas inéditas) y hasta despreciado (¿Qué tienen las otras casas que no tenga la mía?, ¿Porqué todos tienen un fantasma menos yo?). En fin, nada de nada.
Lo que pasó es que mi buen vecino (no el melódico, otro) leyó la entrada anterior de este blog y me comentó que en su domicilio ocurren exactamente los mismos fenómenos que yo califiqué de paranormales. Por supuesto que lo invité a integrarse a la sesión de expulsión fantasmagórica programada para este sábado, pero resulta que él había hecho sus propias indagaciones y había llegado a sus muy particulares y respetables, aunque divergentes conclusiones.

Mi vecino, que resultó una persona más normal y común que los árboles en la selva y práctico por encima de todas las cosas, ya había llamado a los técnicos de la Comisión Federal de Electricidad, los cuales sorprendentemente llegaron a mi rumbo más rápido de lo que me tardo en escribir esto.
Los citados electricistas (preferiría pensar que eran cazafantasmas pero lamentablemente no lo eran) descendieron de su vehículo, investigaron en las entradas domésticas de corriente eléctrica, hicieron un par de preguntas, se treparon en su canasta hidráulica hasta alcanzar los cables de alimentación, hicieron dos o tres conexiones aquí y allá, una más acullá y por obra de magia se fueron todos los fenómenos sobre

Su explicación fue mucho menos impresionante de lo que yo esperaba, había una falla en las conexiones lo que estaba provocando alteraciones en el flujo eléctrico, de ahí que la luz subiera y bajara de intensidad; obviamente cuando bajaba: las televisiones, el refrigerador y los ventiladores se apagaban y cuando subía a tope, los focos (muy sensibles) se reventaban. Que simple.
Conforme avanzaban las electricistas explicaciones se iban derrumbando en mi interior las historias de fantasmas, espectros y aparecidos; se esfumaban las escenas de rituales espiritistas, sesiones de clarividencia y esoterismo; círculos y estrellas gnósticas; portales hacia ultratumba, pócimas, brebajes, encantamientos y abracadabras; así como otras actividades clandestinas relacionadas con extraños e inexplicables procesos de percepción extrasensorial y con la eliminación de entes y seres quiméricos. Recontravalió.
Ya todo ha vuelto a la muy normal, acostumbrada y inquebrantable cotidianidad en mi desprovista de fantasmas casa, ya no sucede nada que parezca anormal, raro, extraño o parasicológico. No sé, tal vez es mejor así. Ya veremos.
jueves, 15 de octubre de 2009
61. Poltergeist

El planteamiento de varias hipótesis y la indagación minuciosa y objetiva de cada una de ellas me permitió llegar a una drástica conclusión, créanme que me cuesta trabajo reconocerlo y aún más, darlo a conocer, pero siento que debo hacerlo, no tengo otra salida. La verdad es que en mi casa habita un poltergeist.
De plano, esa es la explicación más clara y certera que he podido hallar para dar una correcta explicación a la extraña serie de eventos que se han suscitado en los últimos días en mi casa. Luces que aumentan y disminuyen de intensidad, focos que explotan en pedazos, televisiones que se apagan y vuelven a prender, ventiladores que inexplicablemente aumentan de velocidad o disminuyen hasta detenerse completamente y sonidos extraños que surgen del refrigerador, entre otras inexplicables situaciones. Todo ello ha sido, en mi humilde morada, el común denominador de los últimos días.
El hecho no me alegra, por el contrario, trae a mi vida antiguos temores que resurgen desde aquellos años infantiles y revive añejos fantasmas que creía del todo desterrados; sin embargo, dado que no puedo darme el lujo de abandonar mi casa ni de contratar a un especialista que la exorcice o por lo menos la “limpie”, me di a la cotidiana faena de averiguar los métodos más eficaces para deshacerse de un

Antes que nada es mi deber informar de que se trata este singular caso: poltergeist: (de las palabras alemanas poltern: hacer ruido y Geist: espíritu), es un fenómeno parasicológico consistente por lo general, en ruidos o movimiento de objetos, atribuidos a espíritus, entidades malignas u otras causas no científicas.
Las historias que ofrecen poltergeists se centran típicamente en sombras, sonidos, latidos, golpes, pasos y la sacudida de camas sin un punto discernible de origen. Muchos relatos detallan objetos que son lanzados por las habitaciones, muebles que son movidos y hasta levitación de personas. Incluso se comenta sobre algunos poltergeists que hablan.
Se dice que este fenómeno surge cuando una persona muere en medio de un sentimiento profundo de ira, el cual se impregna en el lugar del fallecimiento. De acuerdo a una variante de esta hipótesis, los poltergeists y los fantasmas son meras impresiones o vestigios del alma, sin embargo, algunos han sido descritos como capaces de tomar forma y personalidad y manifestarse como entidades astrales no amigables que podrían tener la habilidad de afectar el mundo físico.

Lo que se me hace muy extraño es que en mi casa no se ha muerto nadie (mucho menos en estado de ira absoluta) al menos no que yo sepa, tampoco he sabido que los terrenos que ocupo hayan sido usados con anterioridad como camposanto o áreas específicas para la realización de aquelarres o ceremonias espiritistas. Entonces, ¿Qué pudo haber traído hasta estos parajes a tan enigmático ente? No tengo la menor idea.
Una vez definida la entidad a la cual me enfrentaría, me di a la tarea de averiguar la forma de deshacerme de ella. Me encontré que hay muchos métodos para eliminar un poltergeist, desde la contratación de médiums, brujos o chamanes hasta procedimientos que involucran el análisis de ectoplasma (supuesta emanación material con la que se forman las apariencias de fragmentos orgánicos).Ninguno de ellos me convenció.
Sin embargo descubrí un mecanismo más convencional, se dice que es preciso indagar en la casa hasta encontrar el refugio del poltergeist (existen instrumentos para determinarlo, en caso de no tenerlo podría usarse la extrema sensibilidad) y liberar la energía negativa acumulada en ese lugar. Esto se logra mediante un procedimiento llamado “Técnica de Liberación Emocional”. El método es tan sencillo como estimular una serie de puntos de acupuntura dando golpecitos con los dedos -algo que se llama "hacer tapping" - mientras nos mantenemos mentalmente enfocados en el asunto concreto a tratar.

Pues ya está todo listo y preparado para enfrentar a mi poltergeist particular (si vive en mi casa necesariamente tienen que ser de mi propiedad) Si alguien desea acompañarme a vivir tan extraño, insólito, peregrino y misterioso fenómeno, nada más que me diga y queda cordialmente invitado, será este sábado después del partido del Cruz Azul (traigan cervezas para darnos valor). No me hago responsable de los resultados.
miércoles, 14 de octubre de 2009
60. Ya valió

Resulta que me lastimé mi brazo, el derecho, el que utilizo para escribir y para comer. Todo empezó el pasado lunes 5 de octubre, amanecí con el brazo entumido, pensé que había dormido mal (chueco, como decimos por aquí) pero el dolorcillo se prolongó y cuando llegué a la alberca simplemente no pude nadar más que una vuelta.
El maestro de natación me pidió que dejara de nadar por lo menos tres días y que paralelamente a eso suspendiera mis sesiones en el gimnasio y tomara algunos desinflamatorios. De acuerdo, me dije a mí mismo, seguiré las instrucciones para poder quedar bien y retornar a la senda del ejercicio.
Antes de continuar quiero aclarar que si bien el dolor estaba presente no se trataba de un gran dolor, en la escala del 1 al 10 digamos que andaría por el 3, de hecho no es persistente, sólo aparece cuando hago determinado movimiento, exactamente el que se necesita hacer para nadar, esto es, girar el brazo desde atrás y trasladarlo hacia adelante. Igualmente se presenta cuando levanto el brazo lateralmente (como si fuera a volar, esto es, con el brazo completamente extendido).
Mi teoría es que me lastimé en el gimnasio, debe haber sido al realizar algún ejercicio de hombro con mancuernas y probablemente no lo sentí al momento por que el cuerpo estaba en calor, pero al relajarse el cuerpo se presentó el problema.
El caso es que estuve una semana sin nadar, sin gimnasio y cuidándome de no hacer ningún esfuerzo con el brazo derecho (tampoco lo hice con el izquierdo). El lunes 12 de octubre me presenté a la alberca de nuevo, empecé a nadar tranquila y naturalmente: una vuelta a la alberca, dos con molestias, tres con dolor y a la cuarta abandoné.
Ya no esperé más, fui directamente al consultorio: placas de rayos X, desinflamatorios inyectados y en pastillas amarillas y blancas y un diagnóstico: tendinitis. A continuación lo que investigué al respecto.
“Los tendones son gruesas cuerdas fibrosas por las que los músculos se insertan en los huesos. Su función es transmitir la fuerza generada por la contracción muscular para el movimient

La tendinitis es la inflamación de un tendón, esta una patología por sobreuso que provoca dolor y discapacidad en el hombro y parte superior del brazo, causada por la utilización de estas partes del cuerpo en tareas que son repetitivas y que con frecuencia incluyen movimientos del brazo por encima del plano del hombro.
Las actividades deportivas que se asocian con frecuencia a esta condición son los deportes de raqueta, la natación, los deportes de lanzamiento y el levantamiento de pesas. Cuando una persona aumenta su nivel de actividad demasiado rápidamente o entrena durante largos periodos de tiempo, los grupos músculo-tendinosos pueden inflamarse”.
Su tratamiento suele bastar simplemente con reposo y hielo. En caso de que el dolor persista mucho tiempo se recurrirá a antiinflamatorios, ultrasonidos y, si sigue, inyecciones de hidrocortisona. Ante esta lesión se recomienda entrenamiento progresivo adquiriendo fuerza gradualmente y sin excesos. Se debe evitar levantar pesos con el codo doblado todo el tiempo que dure la lesión”.

Pos ni hablar, a descansar por lo menos un mes o el tiempo que determine el doctor, en esta ocasión (y en las subsecuentes a partir de ahora) voy a ser obediente con todas las indicaciones médicas.
Me preocupa que la falta de actividad vaya a propiciar que suba de peso, no sé, cuidaré mi alimentación para evitar problemas, más me vale. Y pues, ya ni modos.
domingo, 4 de octubre de 2009
59. Una idea loca

Se lo he comentado a algunas personas y se toma a guasa, no importa porque yo lo tomo igual, me da risa pensar en ello. Sin embargo me gustaría mucho poder lograrlo, se me antoja mucho vivir esa experiencia, creo que coronaría una vida vivida dentro de los límites de la normalidad y me proyectaría a ocupar la más grande cartelera de mi existencia.
Sin mayores preámbulos les diré de qué se trata mi idea. Quiero ir a Cancún. ¿Suena ordinario verdad? Todos hemos ido a Cancún alguna vez (quizá muchas veces) ¿Entonces de que se trata todo? Básicamente, ir a Cancún en kayak, esto es, remar en torno a la península de Yucatán. ¿Verdad que suena como algo muy loco?
Sí, de plano, es algo muy loco. Pero no pueden dejar de reconocer que sería una aventura muy interesante, divertida y digna de poder vivirse y relatarse (en este blog y en los periódicos). ¿Pueden imaginarme a mí, remando como trastornado por toda la costa peninsular? Desde Campeche hasta Cancún. Me encantaría poder realizar ese viaje.
Se necesitan muchas cosas, en primera deberé comprar un kayak, tiene que ser uno profesional, me queda claro que con uno normal se me dificultarían las cosas. Necesito una embarcación de apoyo, ya saben, que lleve comida, agua, medicamentos (equipo de resucitación por cualquier cosa) y mi grupo de apoyo (personas que no tengan que hacer más que animarme, echarme porras, hacerme bromas, tomarme fotos y divertirse. Creo que mis hijos, hermanos y algunos amigos estarían perfectos en esta función).
Me gustaría que alguna televisora vaya filmando el periplo, inicialmente pensé en
En lo que se refiere al aspecto físico, recuerden que hace un año estoy nadando (casi diariamente) y tengo tres meses yendo al gimnasio, por lo que creo que tengo algo de rendimiento físico, sin embargo creo que puedo mejorarlo aún más, tengo tiempo para ello y creo poder lograrlo. Me preocupa un poco que nunca haya navegado en kayak en el mar, pero también puedo ir adquiriendo experiencia con el tiempo.
Tengo pensado realizar la travesía cuando me haya jubilado de mi trabajo (dentro de 8 años) porque seguramente necesitaré tiempo para la preparación y la realización del evento y no creo disponer de ese tiempo mientras esté trabajando. Por otro lado es un tiempo efectivo para mejorar la forma física y adquirir experiencia como navegante.
¿Cuánto tiempo requeriré desde que salga de Campeche hasta que llegue a Cancún? No tengo la menor idea, tal vez una semana o dos, no lo sé. Ni siquiera sé que distancia tendré que recorrer ni conozco las condiciones del mar en esas regiones. Pero no importa, tengo tiempo para estudiar esos factores y analizar bien las cosas para poder establecer una estrategia de viaje.
¿Están de acuerdo que si lo consigo me voy a sentir como un gigante, un dios del mar, aventurero sin límites, navegante temerario, explorador extraordinario? Yo también pienso eso. Si realizo el viaje y cumplo con mi objetivo, nada se interpondrá entre mí y cualquier otra meta que me fije, seguramente se me ocurrirán nuevas boberas y será divertido poder realizarlas. Ya les iré contando.
martes, 29 de septiembre de 2009
58. Farm Town

En primera instancia, debo aclarar que el propósito por el cual adquirí esta pequeña computadora está relacionado con mi actividad como articulista del periódico Tribuna de Campeche, de hecho, los primeros meses que la tuve mi actividad con ella se limitaba a escribir, checar mi correo electrónico y asomarme de vez en cuando al mensajero.
Con el paso de los meses me invitaron a la página de Facebook, no me queda claro quién fue la persona que me envió esa primera invitación; en ese entonces e incluso ahora, no entiendo muy bien cuál es el propósito de esa famosa página (más de 300 millones de usuarios en todo el mundo) de hecho, ni la usaba.
Posteriormente comencé a ingresar en ella para mandar saludos a los amigos, ver sus fotos e incluso, me animé a compartir algunas fotos mías. La semana pasada mi amiga Chapis me envió como regalo un árbol de mango (virtual) y no supe qué hacer con él. Resulta que el arbolito estaba enlazado a un juego que se llama Farm Town (no sé cómo se podría traducir, tal vez la ciudad de las granjas o de los granjeros) pero yo no sabía ni siquiera cómo entrar al juego y mucho menos jugarlo.

Recurrí, vía Facebook a Chapis y presurosa me dio las instrucciones básicas y me animó a jugar. Resulta que hice mi granjita “La Granja de Don Lalo”. El juego te proporciona un terreno vació y te da algo de dinero virtual, con ese dinero puedes empezar a sembrar, cosechar y vender para tener más dinero y poder arreglar tu granja. También puedes ganar dinero trabajado en las granjas de las demás personas inscritas al juego.
El resultado de todo esto es que sembré y coseché uvas y fresas, maíz y trigo. Actualmente mi granja está sembrada de girasoles y café (espero cosecharlo el jueves) también tengo árboles frutales: manzanos, naranjos y el querido mango que fue el que inició todo.
Mi granja está completamente cercada, tiene un pozo, espantapájaros, carreta, pacas de heno, leños y algunos c

¿No les parece una cosa de locos? A mí sí, estoy sorprendido con este adictivo juego. De alguna manera tengo que combatir este nuevo vicio y deshacerme de él. Mientras eso sucede seguiré trabajando en mi granja.
viernes, 25 de septiembre de 2009
57. Tengo sueño

Debo confesar que estoy escribiendo esta entrada casi en condición de sonámbulo. Mis ojitos, que normalmente parecen pajaritos, ahora están a media asta, mis dedos se mueven torpemente sobre el teclado (cometo fallas a cada momento y por lo consiguiente debo estar borrando y corrigiendo de forma repetitiva. Eso es una verdadera lata) y entre bostezo y bostezo, lentamente avanzan los párrafos.
No sé porqué estoy escribiendo, estoy seguro de que nadie me reclamaría nada si cierro la computadora y me voy tranquilamente a dormir (mi cama está siempre cálida y dispuesta, la almohada me espera ansiosa, las sabanas mueren de ganas por acariciar mi piel). De hecho creo que a nadie le importaría mucho si esta entrada se publica mañana, el domingo o un día después del día de los muertos.
Sin em

Definitivamente, ahora no me siento con ánimos ni siquiera para seguir escribiendo, mucho menos con ganas de hacer análisis, hipótesis, determinar causas, establecer alternativas de solución, planes de acción y demás cosas raras.
Sin embargo, reconozco que si no lo analizo entonces tendré que continuar con sueño durante otra larga semana y eso no se ve como una alternativa demasiado atrayente que digamos. Pero bueno, puedo meditarlo mañana temprano y a lo mejor podría determinar con mayor exactitud las causas que establezcan y definan mi estado de sonámbulo consuetudinario.
Sí, eso haré, me voy a ir a dormir y mañana entraré en recapitulacione

Ya di con la solución al problema y sin mayor esfuerzo. Esa es otra prueba innegable de mi grandeza y mi capacidad para solucionar problemas; como recompensa a eso, me dormiré.
Mientras duermo, por favor que alguien se ocupe del mundo, aún quedan muchos inconscientes despiertos. Esta última frase me parece que es de Mafalda. No me importa, se la tomo prestada, mañana se la devolveré.
martes, 22 de septiembre de 2009
56. Tardes de lluvia

Yo no lo había notado, grave falta, porque sin darme cuenta transcurrieron por mi vida distraída cientos de plácidas tardes lluviosas. Peor aún, muchas de ellas me han hecho enfadar, incluso las he calificado de inoportunas y molestas y he corrido para librarme de ellas.
Ayer fue distinto, ayer el espíritu estaba dispuesto, atento; entonces pude darme cuenta, junto con cada gota de agua que se precipitaba, alegremente se diluían los recuerdos difusos de añejos encuentros vividos y, casi al mismo tiempo, ascendía la ilusión clara de historias nuevas para recordar.
Y en la memoria, que todo lo ve, resurgieron emociones adormecidas, sensaciones olvidadas, entusiasmos extintos. Entonces el ánimo se agitó y se alegró, soñó y jugó y cantó y se redimió jubiloso y se aba

Y en medio de tanta lluvia y de tantos afectos, el cielo se abrió y el sol, eterno y melancólico, obsequió colores, matizó la tarde y presuroso se adormeció en el recuerdo.
Es verdad, las tardes de lluvia huelen a emociones nuevas, a sueños que necesitan ser soñados, a delirios y ansiedades. Las tardes de lluvia esconden comunes inquietudes y revelan compartidos apegos.
Es verdad, las tardes de lluvia, también huelen a ti.